$3.000 por la prueba del coronavirus: la crisis total de Estados Unidos frente a la epidemia
Andrés P. Mohorte
Un dato llama poderosamente la atención cuandose revisanlas cifras globales del coronavirus: Estados Unidos, uno de los países más poblados de la Tierra, tan sólo ha declarado 128 casos. Muy por debajo de la cifra registrada en España o Francia, con sólo una fracción de sus habitantes, e infinitamente inferior a la deItalia, Irán o Corea del Sur, no digamos China. ¿Algo está haciendo bien su gobierno, no?
En realidad puede tratarse de todo lo contrario.
Mal diagnóstico. Tal y como explicaen The Atlanticun experto médico, Estados Unidos afronta dos problemas. Uno de ellos es común a muchos otros países. Hasta ayer mismo, el gobierno restringía drásticamente el número de personas que podían someterse a un test de coronavirus. Sólo aquellos provenientes de China o en contacto con otros que hubieran visitado el país debían acudir al médico.
Dos meses después del inicio de la crisis, el gobierno sólo había analizado a500 personas. De las cuales apenas 43 habían dado positivo. Entre tanto, países como Corea del Sur ya habían testado a más de 60.000.
Giro de timón. Cuando surgieronlos primeroscontagios entre personas que ni habían estado en China ni habían tenido contacto con viajeros internacionales la conclusión parecía clara: el coronavirus estaba muyinfradiagnosticado. ¿Cuánto? Ahora mismo, como en España, es imposible de saber, aunque algunos estudios creen quehasta 1.500 personaspodrían haberse contagiado sólo en Seattle.
La circunstancia ha obligado al gobierno, Mike Pence mediante, a abrirel abanicode candidatos al test. Todos los estadounidenses podrán someterse a él.
Con dinero. Si lo pueden pagar, evidentemente. Es el segundo problema que afronta el país: la prueba del coronavirus puede ascendera los $3.000dólares, y no todo el mundo tiene el dinero. Este sí es un problema exclusivo de su sistema sanitario. Uno que el Congreso quiere solucionar mediante una ley urgente dotada con$7.000 millones, y que serviría para financiar vacunas y subvencionar a los hospitales.
El estado de Nueva York yaha obligadoa las aseguradoras a sufragar parte de los costes, de tal modo que las barreras de entradas sean menores.
¿Por qué?Porque su sistema sanitario está diseñado específicamente para queno vayasal médico. Al menosel 30%de los estadounidenses evita ir al médico a toda costa por miedo a las facturas posteriores, un problema que se ha agravado con el tiempo (en 2001 era el 19%). Incluso pacientes muy graves, como los oncológicos, lo hacen:en 2013el 24% de los enfermos de cáncer pasaba por encima de algunas pruebas.
Si sumamos a los27 millonesde estadounidenses sin seguro y sin pensamos en los síntomas suaves,similaresa una gripe, del coronavirus, el resultado potencial son millones de personas sin diagnosticar. Y una enfermedad imposible de contener.
Yo te lo pago. Fue la recetade China. Las autoridades se valieron de su incomparable poder coercitivo para poner en cuarentena a 60 millones de personas y restringir la libertad de movimientos de otras700 millones. Durante los primeros días de la crisis, ante el colapso de los hospitales, los médicos chinos enviaron a casa a miles de potenciales contagiados porque presentaban síntomas leves.
Al poco, China cambió de estrategia. Lo explica otro experto de la OMS eneste reportajede Vox:
Reacción rápida. Pese a todo, China no pudo contener la epidemia, que ya suma90.000 casosconocidos en todo el mundo. Hay muchos más, sólo que aún no lo sabemos. Su reacción contrasta con la adoptada por el gobierno estadounidense. Desde el primer momento, Donald Trump explicó que el coronavirus estaba “bajo control”. La respuesta del gobierno fue laxa, tibia y en muchos sentidos pasiva.
Un ejemplo: el test diseñado originalmente por el Centro para el Control de Enfermedades (CDC)no funciona. Algunos estados, como Nueva York, han optado por desarrollaruno propio. El retraso en el desarrollo de un test efectivoha provocadoque, en algunos puntos del país, los hospitales no dispongan de la prueba hasta dentro devarias semanas. Semanas claves para detener una epidemia que aparenta ser ya incontrolable.
Imagen: Takayuki Hamai/AP