Adiós al cordón sanitario en Alemania: la extrema derecha es clave para formar gobierno de nuevo
Andrés P. Mohorte
Pocos países europeos han escapado al auge de la extrema derecha. Alemania, pese a su traumático pasado, no era uno de ellos.Alternativa para Alemania(AfD) lleva varios años jugando un rol electoral importante tanto a nivel nacional como a nivel federal. La única diferencia entre el país germano y sus vecinos era la actitud del resto de partidos hacia la ultraderecha: uncordón sanitarionítido. No se pactaba con AfD.
Hasta hoy.
¿Qué ha pasado?Que el nuevo Ministro-Presidente de Turingia,landercentral que ex-miembro de la República Democrática Alemana,ha llegadoal poder gracias a los votos de Alternativa para Alemania. Thomas Kemmerich, miembro del Partido Liberal (FPD), obtuvo el apoyo de la CDU y de AfD. Se trata de una aritmética parlamentaria inédita en Alemania. Una que ha causado una tormenta política.
¿Por qué?Los comicios federales de Turingia depararon un resultado similar al de las últimaselecciones suecas: prácticamente ninguna coalición de gobierno era viable sin el apoyo de AfD. Die Linke, el partido post-comunista de alta popularidad en la antigua RDA,había ganadoen las urnas. Pero la suma de sus votos, del SPD y de los Verdes, la coalición que había gobernado Turingia hasta 2019, era ahora insuficiente.
Su candidato y presidente saliente, Bodo Ramelow, trató de sacar adelante la investidura en las dos primeras rondas de votación. En la tercera, Kemmerich obtuvo 48 votos frente a sus 43.
Escándalo. Sucede que la extraña alianza impulsada por Kemmerich y aceptada por la CDU localno ha gustadoa la dirección nacional de sus respectivos partidos. Paul Ziemiak, secretario general democristiano,ha rechazadoel pacto y ha exigido la celebración de nuevas elecciones, calificando de “error” la decisión de la CDU de Turingia. En sus palabras:
Höcke es el líder local de AfD, célebrepor cuestionarla necesidad del monumento al Holocausto en Berlín.
Europa. El propio líder de FPD, en lo que de otro modo sería un enorme éxito para su partido,ha calificadode “sorprendente” la alianza con Alternativa para Alemania. Los acontecimientos de Turingia también han causado conmoción en Europa. Guy Verhofstadt, líder liberal en Bruselas,ha comparadoel apretón de manos de Kemmerich y Höcke con una famosa fotografía de Hitler saludando a Hindenburg.
“Lo que ha pasado hoy en Turingia es totalmente inaceptable. ¿Mi respuesta? ¡No en nuestro nombre!”, ha añadido.
What happened in#Thuringenis totally unacceptable. My response? Not in our name!pic.twitter.com/tdOgl2nN60
Ahora qué. Los partidos alemanes habían cuadradotoda clasede círculos para dejar fuera de los círculos de poder y de los pactos de gobierno a AfD. Turingia ha puesto fin a una estrategia que, a corto plazo, no ha demostrado frenar el crecimiento electoral de la extrema derecha. Su impulso en la antigua RDA sigue siendo elevado (segundos en el estado en discordia), y cada año esmás competitivaen el resto del país.
¿Implicará el pacto un giro en la estrategia de la CDU o del FDP? A tenor de las reacciones en Berlín, no. Pero la legislatura es larga.
Referentes. Toda Europa seha enfrentadoal mismo problema. Las soluciones han variado.En Dinamarcalos pactos han sido más residuales, pero otros partidos, incluido los socialdemócratas, han copiado el discurso de la extrema derecha. Sueciaha hechoauténticos encajes de bolillos para dejarla fuera. Alemania seguía su senda, muy distinta a la de España o lade Italia, donde ha sido normalizada por los partidos conservadores.
Turingia pone fin al gran cordón sanitario institucionalizado en Europa. A la última gran barrera a la normalidad política de la extrema derecha.
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