Al concederle la independencia, Francia le robó el futuro a Haití. Por eso deben pagar reparaciones de guerra
The Conversation
Tras el asesinato con trasfondo racista de George Floyd en Estados Unidos, mucha gente ha exigidola retirada de los fondos a los departamentos policiales del paíso inclusoretirar varias estatuas. Otro tema que también ha resurgido son lascompensaciones por la esclavitud.
La mayor parte del debate sobre este tipo de indemnizaciones ha girado en torno a la idea de siEstados UnidosyReino Unidodeberían finalmente recompensar a algunos de sus ciudadanos por los costos económicos y sociales de la esclavitud que aún perduran a día de hoy.
Pero en mi opinión no existeningún caso más claro a favor de las compensaciones por esclavitud que el de Haití.
Soy experta en colonialismo y esclavitudy lo que Francia hizo al pueblo haitiano tras la Revolución de Haití es un ejemplo particularmente notorio de robo colonial. Francia llevó la esclavitud a la isla en el siglo XVII, pero a finales del siglo XVIII la población esclavizada se rebeló y finalmente declaró su independencia. Sin embargo, de alguna manera durante el siglo XIX en Francia llegaron a la conclusión de quelos colonosque se habían aprovechado del uso de esclavosdebían de ser recompensados, y no al revés.
Del mismo modo que el legado de la esclavitud en Estados Unidos ha creado una grandisparidad económica entre estadounidenses negros y blancos, el impuesto para la libertad que Francia impuso a Haití (denominado en su momento “indemnización”) perjudicó gravemente la capacidad del nuevo país para poder prosperar.
El coste de la independencia
Haití declaró oficialmente su independencia de Francia en el año 1804. En octubre de 1806 el país se dividió en dos partes: una con Alexandre Pétion gobernando en el sur y otra conHenri Christopheen el norte del país.
A pesar de que ambos gobernantes habían participado en la revolución haitiana, los franceses nunca se habían dado del todo por vencidos en la reconquista de su antigua colonia.
En el año 1814 el rey Luis XVIII, quien había ayudado a derrocar a Napoleón a principios de dicho año, envió tres comisionados a Haití para evaluar la voluntad de los gobernantes del país de rendirse.Christophe, habiéndose nombrado a sí mismorey en 1811,se mantuvo en sus treceanteel anuncio de que Francia iba a volver a introducir la esclavitud. Amenazando con la guerra, el miembro más prominente del gabinete de Christophe,el Barón de Vastey, no se echaba para atrás:"¡Nuestra independencia estará garantizada por las puntas de nuestras bayonetas!".
En cambio,Pétion, el gobernante del sur, estaba dispuesto a negociarcon la esperanza de que el país pudiera pagar a Francia por el reconocimiento de su independencia.
En el año 1803 Napoleón había vendido el estado de Luisiana a los Estados Unidos por15 millones de francos. Pétion utilizó esta cifra como referencia, proponiendo pagar dicha cantidad por la independencia. Sin querer comprometerse con aquellos a los que consideraba como “esclavos fugitivos”, el rey Luis XVIII rechazó la oferta.
Petión falleció de forma repentina en el año 1818, pero Jean-Pierre Boyer, su sucesor, mantuvo las negociaciones. Sin embargo, las conversaciones continuaron estancadas debido a la obstinada oposición de Christophe.
“Cualquier tipo de indemnización hacia los antiguos colonos”, afirmaba el gobierno de Christophe, era “inadmisible”.
Cuando Christophe murió en octubre de 1820, Boyer pudo reunificar las dos partes del país. Sin embargo, incluso una vez que el obstáculo de Christophe hubo desaparecido, Boyer fracasó repetidamente en sus intentos de que Francia reconociera la independencia del país. Decidido a conseguir por lo menosel protectoradosobre la isla (algo que hubiera convertido a Haití en un protectorado de Francia), el sucesor de Luis XVIII, Carlos X, reprendió a los dos comisarios enviados a París por Boyer en 1824 para tratar de negociar una indemnizacióna cambio del reconocimiento.
El 17 de abril de 1825, el rey francés cambió repentinamente de opinión y emitió un decreto en el que se declaraba que Francia reconocería la independencia de Haití, perosolamente a cambio de un pago de 150 millones de francos(10 veces más de lo que los Estados Unidos habían pagado por el territorio de Luisiana). La suma estaba destinada a compensar a los colonos franceses por la pérdida de ingresos tras la abolición de la esclavitud.
El Barón de Mackau, a quien Carlos X envió a entregar dicha ordenanza, llegó a Haití en julio acompañado por un escuadrón de14 bergantines de guerracon más de 500 cañones.
El rechazo de la ordenanza probablemente significaría la guerra.No se trataba de diplomacia, sino de extorsión.
Con la posibilidad de un conflicto violento sobre sus cabezas, el 11 de julio de 1825,Boyer firmó el documento fatídicoen el que se leía que: “Los actuales habitantes de la parte francesa de Santo Domingo pagarán… en cinco cuotas iguales… la suma de 150.000.000 francos destinada a indemnizar a los antiguos colonos.”
La prosperidad de Francia a costa de la pobreza en Haití
Artículos periodísticos de la épocarevelan que el rey de Francia sabía que el gobierno haitiano apenas podría permitirse ese dinero, puesto queel total era más de 10 veces el presupuesto anual de Haití. El resto del mundo parecía estar de acuerdo en que la cantidad era absurda y unperiodista británicoseñalaba que el “enorme precio” constituía una “suma que pocos estados de Europa podrían permitirse sacrificar”.
Obligados a pedir prestados 30 millones de francos a los bancos franceses para afrontar los dos primeros pagos, nadie se sorprendió cuando Haití no pudo hacer frente a los pagos poco después. Aún así,el nuevo rey francésenvió otra expedición en 1838 con 12 buques de guerra para forzar la mano del presidente haitiano. La enmienda de 1820, denominada incorrectamente"Tratado de Amistad",redujo la deuda pendientea 60 millones de francos, pero el gobierno haitiano se vio obligado una vez más apedir préstamos descomunalespara hacer frente a dicha deuda.
Aunque los colonos afirmaban que la indemnización solamentecubriría la doceava parte del valorde sus propiedades perdidas, incluidas las personas que reclamaban como sus esclavos, la cantidad total de 90 millones de francos era en realidad cinco vecesel presupuesto anual de Francia.
El pueblo haitiano sufrió las consecuencias delrobo de Francia: Boyer impuso impuestos draconianos para pagar los préstamos y, mientras Christophe había estado ocupando desarrollando unsistema de escolarización nacionaldurante su reinado, bajo el mandato de Boyer y los presidentes subsiguientes tales proyectos tuvieron que ser puestos en espera. Además,investigadores han descubiertoque la deuda de la independencia y el consiguiente drenaje del tesoro haitiano fueron directamente responsables, no sólo de lafalta de financiación de la educaciónen Haití durante el siglo XX, sino también de lafalta de atención sanitariay la incapacidad del país para desarrollar unainfraestructura pública.
Además, según los análisis contemporáneos de la situación, los intereses de todos los préstamos, queno fueron pagados en su totalidad hasta 1947, hicieron que los haitianos acabaran pagando más del doble del valor de las reclamaciones de los colonos. Reconociendo la gravedad de este escándalo, el economista francés Thomas Piketty reconocío queFrancia debería devolveral menos 28.000 millones de dólares a Haití en concepto de indemnización.
Una deuda tanto moral como material
Los presidentes franceses de las últimas décadas, desdeJacques Chiraca Nicolas Sarkozy o François Hollande, cuentan con un historial decastigar,eludirorestarle importanciaa las peticiones haitianas de indemnización.
En mayo de 2015, cuando el presidente francés François Hollande se convirtió en el segundo jefe de estado francés en visitar Haití, admitió que su país necesitaba “saldar la deuda”. Más tarde, al darse cuenta de quesus comentarios habían dado pie a demandas legalesya preparadas por el abogado Ira Kurzban en nombre del pueblo haitiano (el ex presidente haitianoJean-Bertrand Aristidehabía exigido una indemnización formal en 2002) Hollande aclaró que en realidad quería decir que la deuda de Francia era simplemente “moral”.
Negar que las consecuencias de la esclavitud también fueron materiales es negar la propia historia francesa. Franciaabolió tarde la esclavitud en el año 1848 en las colonias restantes de Martinica, Guadalupe, Reunión y Guayana francesa,territorios que siguen formando parte de Francia en la actualidad. Posteriormente, el gobierno francés demostró una vez más su comprensión de la relación de la esclavitud con la economía cuando se encargó de indemnizara los antiguos “propietarios"de los esclavos.
La brecha de riqueza racialresultante no es una metáfora. En la Francia metropolitana el14.1% de la poblaciónvive por debajo del umbral de la pobreza, mientras que en Martinica y Guadalupe, donde más del 80% de la población es afrodescendiente,las tasas de pobreza son del 30% y 46%, respectivamente.La tasa de pobreza en Haitíes aún más grave, con un 59%. Mientras que los ingresos medios anuales de una familia francesa ascienden a31.112 dólares, en el caso de una familia haitiana apenas llegan a los450dólares.
Estas discrepancias son la consecuencia específica de lamano de obra robada a generaciones de africanos y sus descendientes. Teniendo en cuenta que la indemnización pagada por Haití a Francia fue la primera y única vez que un pueblo esclavizado tuvo que compensar a quienes lo habían esclavizado, Haití debería estar en el epicentro del movimiento mundial para exigir indemnizaciones de este tipo.
Autora:Marlene Daut, profesora de Estudios de la Diáspora Africana por la Universidad de Virginia.
Este artículo ha sido publicado originalmente enThe Conversation. Puedes leer el artículo originalaquí.
Traducido por Silvestre Urbón.