Alguien ha tenido la (pésima) idea de crear una criptomoneda basada en Tolkien: JRR Token

Andrés P. Mohorte

Son numerosas las fiebres aparentemente absurdas que atraviesan los mercados financieros de un tiempo a esta parte. No hace falta glosar de nuevo lo sucedido a principios de añocon GameStopni el permanente auge (y caída) de las criptomonedas. Baste citar la última ocurrencia dentro del sector: una moneda digital basada en El Señor de los Anillos y bautizada con el (escasamente original) nombre deJRR Token.

La presentación.Corre a cargode Peregrin “Pippin” Took, es decir, del actor que encarnó al personaje en la trilogía, Billy Boyd: “JRR Token ha sido creado con el objetivo de tener una criptodivisa estable y sostenible que pueda ser abrazada por todos los espíritus aventureros del mundo”. Cualquiera que sea el motivo que ha llevado a Boyd a prestar su apoyo público al proyecto (ya sea un cupón de descuentoen Subwayo algún tipo de patrocinio serio) se ha viralizado rápidamente.

Las quejas. Para mal, faltaría más. “Esto es absolutamente vergonzoso. Es lo opuesto a todos los temas en su obra [la de Tolkien]. Las criptomonedas es arroganciafëanorianaa lo grande. Es lo que Saruman haría”,protesta un usuario. La respuestamás comúnes un fragmento extraído deesta columnade la BBC en la que se analizaban los vínculos de Tolkien, un veterano de guerra bastante religioso, con la contracultura:

Las criptomonedas bien podrían ser todo contra lo que Tolkien escribió en sus libros de fantasía.El Señor de los Anilloses, reducido a su máxima expresión, una exaltación de la amistad y una advertencia sobre el peligro de amasar riqueza y poder a toda costa, de aferrarse a lo material hasta la obsesión. El anillo opera aquí como un buen símil de las criptomonedas:tokensque prometen un poder infinito y que se convierten en objetos de obsesión y manía. Consus minasaberrantes incluidas.

Sostenella. Todo estotrae sin cuidadoa los creadores de JRR Token (y también a Boyd, al parecer poco familiarizado con el tema de las películas que protagoniza): “[Tolkien] también creía en la descentralización y aborrecía el poder centralizado. Las criptodivisas son una plataforma descentralizada que entrega el poder a la gente”. El salto de fe es admirable. También el precio de salida al mercado:regalan 300 millonesde JRR a los primeros usuarios que se registren en su aplicación.

¿Qué está pasando?Que hay una fiebre y nadie quiere quedarse fuera. Tolkien sólo es una forma de atraer a inversores hambrientos no muy distintade Doge. Por su propia naturaleza, las criptodivisas son instrumentos que requieren de innovaciones y ocurrencias permanentes para captar la atención del mercado, procliveal aburrimiento. Lo sabe bien Bitcoin, necesitado de “su propia narrativa”, segúneste análisisde Reuters, tras haber caído a su mínimo anual este mes de julio.

La criptodivisa por antonomasia, recordemos, ha vividoun auténtico carruselde precios desde el comienzo del año ($30.000) hasta nuestros días ($39.000) tras haber pasado por cimas tan altas ($63.000) como caídas estrepitosas (mínimode $29.000).

Poco recorrido. Si Token JRR existe es porque crear una criptodivisa es sencillo y tiene pocos costes. “He visto a dos personas crear una criptomoneda en diez minutos”,contabaen este reportaje un periodista de Bloomberg hace unos meses. Hay ya más de1.500 criptodivisas(y sumando), a cada cual más extravagante o memética, y muchas de ellas son instrumentos perfectos para engañar a inversores incautos (esquemaspump-and-dump). Sólo desde octubrese han estafado$80.000 millones por obra y gracia de las criptomonedas.

¿Qué opinaría Tolkien de todo esto? Ah, si tan sólo hubiera dejado algún testimonio escrito para averiguarlo.

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