Arabia Saudí vs. Rusia vs. fracking: qué hay tras el hundimiento del 30% en el precio del petróleo
Andrés P. Mohorte
En plena crisis del coronavirus y en un contexto de aguda desaceleración económica mundial, Arabia Saudí tomó ayer una decisión histórica: multiplicar su producción diaria de petróleo y desplomar el precio del crudo en un abrir y cerrar de ojos. El barril de brent se deja hoy un 30% de su valor respecto al viernes, en lamayor caídade los últimos 29 años.
Es un nuevo lunes negro. Uno que augura turbulencias globales.
¿Por qué?Las razones hay que encontrarlas parcialmente en el coronavirus. La epidemiaha ralentizadola economía mundial, hundiendo la producción industrial china a mínimosnunca vistosen los últimos quince años y reduciendo la demanda. En febrero, la Agencia Internacional de Energíaestimabaun descenso del consumo de 435.000 barriles diarios.
La OPEP se mostraba más optimista, pero redundaba en la tendencia: la demanda se desplomaría un 19% en el primer trimestre del año.
Gravedad. Los países miembros de la OPEP se reunieron este fin de semana en Viena para tratar la cuestión. Su acuerdo preliminarfue claro: recortarían la producción unos 1,5 millones de barriles diarios para mantener el precio del barril. Cuando al día siguiente Rusia se sentó a la mesa el pacto saltó por los aires. Sus empresas seguirían extrayendo a plena capacidad, sin restricción alguna.
Reacción saudí. Arabia Saudí interpretó el órdago como una declaración de guerra, y anunció un repunte de su producción para hundir los precios y castigar a las explotaciones rusas. Aramco pasaría de producir 9 millones de barriles al día a 12 millones. La decisiónha reventadolos mercados, y esboza sobre el horizonte un escenario antaño remoto: el barril a $20.Como explicaun analista en NBC, el movimiento pone en aprietos a muchos productores.
Supervivientes. ¿Quién gana? La cuestión es quién tiene más capacidad para resistir un escenario donde todos pierden. Arabia Saudí es la mejor posicionada por susamplios márgenesy costes de explotación más reducidos. Pero también Rusia, o al menoseso cree. Durante los últimos tres años había colaborado con la OPEP reduciendo su volumen, hundida en lo económico y muy dependiente del petróleo.
Ahora, con suscuentas saneadas, Putin se puede permitir un barril más barato, de ahí su negativa a pactar otro recorte en la producción.
Fracking. Porque su objetivo es otro: sobrellevar la deflación y en el camino hundir la industriadelfracking. Lo explica Bloomberg enesta pieza: los pequeños productores estadounidenses necesitan precios más elevados, en torno a $50 el barril, para que sus explotaciones sean rentables. Ahora afrontan un escenario similar al de 2014, cuando otro repunte de la producción arrasó con el sector.
Dos cálculos. Por un lado, Rusia y Arabia Saudí aspiran a amortiguar el desplome del precio vendiendo más,especialmentea China; por otro, Rusia cree que una guerra a la baja dañará las explotaciones estadounidenses. Son dos suposicionesarriesgadas. Especialmente la segunda: elfrackingsufrió en 2014, pero logró capear el temporal y ser rentable.Muy rentable.
Entre tanto, sus economíassufriránsi el aumento en las exportaciones no neutraliza los bajos precios. Lo que tendrá un coste político.
Qué esperar. Por el momento, pánico en los mercados. Aramco cae un 10%. BPun 19%. Shell un 20%. Para los países importadores, como España, relativas buenas noticias; para los exportadores en vías de desarrollo,como Nigeriao Brasil, pésimas. Todo dependerá de la capacidad saudí de dmantener una guerra bajista. Quizá menor de lo que los propios dirigentes saudíes creen,como explicaotro analista en Bloomberg:
Imagen:Kremlin