Así evoluciona la “cuarta ola” en plena Semana Santa: siete comunidades autónomas se encuentran en riesgo alto o muy alto
Javier Jiménez y Javier Lacort
España viveuna situación extraña: la vacunaciónavanza a buen ritmoy todo parece indicar que abril va a ser un mes fundamental; la “fatiga pandémica” va erosionando la adhesión aunas restricciones de salud públicaque empiezan a ser cuestionadas con mucha fuerza; y, frente a ello, lastendencias epidemiológicas de los últimos díasapuntan a que la nueva ola está empezando a coger fuerza.
Pero la conversación pública está muy escorada hacia ciertos temas y resulta complicado centrar la mirada en cuestiones clave de la evolución de la pandemia como la incidencia acumulada a 14 días en las distintas regiones del país. Hoy por hoy, haysiete autonomías en alerta alta o muy altaporque precisamente este indicador, un verdadero semáforo del riesgo pandémico, está disparado por encima de los 150 casos. Por contra,solo una está en la zona de riesgo bajo.
Así está España
Durante semanas, a medida que íbamos saliendo de la tercera ola,la cercanía del puente de San José (festivo en algunas comunidades) y la Semana Santa preocupaba a las autoridades sanitariasy a los expertos en salud pública. Al fin y al cabo, el debate sobre reabrir la economía y eliminar las restricciones está encima de la mesa. Los festivos solo podían aumentar la presión sobre los gobiernos para tomar decisiones. Más aún en un contexto de campaña electoral que ha situado las medidas sociosanitarias en el centro del debate político.
Si nos paramos a pensarlo, el riesgo de que un pequeño rebrote se convierta en una cuarta ola crece a medida que el “suelo epidemiológico” sobre el que se levanta (el número de casos del que se parte) es más alto. Tener503 contagios por cada 100.000 habitantes en IA14como es el caso de Melilla expone a la ciudad a un crecimiento más explosivo que los 29 de la Comunidad Valenciana.
El gráfico superior es una foto fija en la que se comparan zonas que, paradójicamente, a veces son difíciles de comparar. Y es que una de las constantes de estos últimos meses de pandemia es quela homogeneidad (a nivel nacional) no existe. Ni en contagios, hospitalizaciones y fallecimientos, ni en medidas o restricciones. En este sentido, los datos agregados tienen mala pinta; pero si examinamos cada tendencia autonómica en particular, la situación se hace mucho menos sostenible.
Aunque hay algunas comunidades que aguantan, la mayoría de ellas o empeoran sus cifras o se estabilizan en niveles de incidencia acumulada muy altos. Dicho de otra manera, venimos de incidencias tan altas (basta recordar que hace poco más de un mes estábamos con la mayor parte de país cerrado) quela situación actual parece un éxito, pero está muy lejos de ser una buena situación. Y aún queda ver los efectos del puente de San José y la Semana Santa.