Barbie no estaba muerta. Sólo necesitaba una pandemia para disparar sus ventas de nuevo

Esther Miguel Trula

La pandemia ha traído nostalgia a gogó. La gente está viendopartidos de fútbol antiguos. Por lo que sea miles de personasen todo el mundoestánvolviendo a ver Colombo. Y ahora las unidades familiares han desechado la modernidad juguetera para apostar por la buena y tradicional Barbie, que ha recibido la noticia con todo el jolgorio que sus ortopédicas manos de plástico le permiten.

Barbie down:la travesía por el desierto de este icono infantil nacido en 1959empezó con la llegada de los 2000, cuando las Bratz y después las Monster High secuestraron la imaginación de las niñas ofreciendo una imagen más adaptada a sus tiempos. En los 10s poco a poco los niños se digitalizaron, cada vez más pendientes depantallas y juegos de mesa. Si en 1997 Barbie hacía casi 1.800 millones de dólares, en 2019 acaparaba 1.160 millones, sin haber ajustado la inflación.

Y Barbie boom:como reporta ahoraWall Street Journal, en el tercer trimestre de 2020 la muñeca norteamericana ha experimentado un crecimiento de sus ventas en un 29%, lo que ha llevado a Mattel a aumentar sus ingresos en un 10%. Estamos ante el mejor trimestre de Barbie en veinte años.

Y no se explica exactamente por qué:como muchos sabrán, Barbie pasó por un intensivo proceso de transformación de la punta de los pies a la cabeza, ofreciendodecenas de tallas corporales, colores de piel o cabello, estilos de moda o trayectorias profesionales. Una Barbie para cada tipo de niña e incluso niño, pensaron los ejecutivos en 2017. Aunque esta transformación vino acompañada de un crecimiento de sus ventas, no ayudó a que la insigne muñecase recuperase lo suficiente. Sí ha ayudado, eso sí, la gamaColor Reveal, una fantasía del estímulo descerebrado por el que tú metes a una figura de tono uniforme en agua caliente para desvelar cuáles son sus auténticos y humanoides colores.

¿Un mundo físico?Según los padresentrevistados por el periódiconorteamericano, han suplido la preocupación por la carencia de socialización humana de sus chiquillas con productos infantiles “de calidad y confiables”. Una forma de alejarlos de las tabletas ahora que tienen todos los motivos para no apartar la vista de ellas y también intentar que la prole, al jugar con los mismos juguetes con que lo hicieron ellos en su niñez, altere lo menos posible su crecimiento y se les parezca lo más posible.