Cómo Bill Gates se ha convertido en el George Soros del movimiento anti-confinamiento
Andrés P. Mohorte
Cuando un reducido grupo de australianos se reunió el fin de semana pasado en protesta contra el confinamiento, lo hicieron entonando un singularcántico: “Arrestad a Bill Gates”. La petición, si bien abstracta, se fundamentaba en una creencia muy difundida por los confines de la red: el coronavirus no es sino una fabricación cuyo principal ideólogo, Gates, aspira a rentabilizar mediante oscuras vacunas futuristas.
Fue el último y más llamativo acto de una teoría de la conspiración extendida al albur de la pandemia.
Larga tradición. Gates lleva siendoobjetode teorías de la conspiración desde hace décadas. Una de lasmás extendidasle acusa de impulsar campañas de vacunación masivas como un método para control a la población. Naturalmente, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Pero suparticularénfasis en las campañas de vacunación ha entroncado conunrevivaldel movimiento antivacunas.
Y ahora, con el coronavirus.
Mezcolanza. Comorelataeste artículo de BuzzFeed, la oposición al confinamiento brota de una abigarrada mezcolanza de conspiracionistas. En las protestas se entremezclanantivacunas, negacionistas del coronavirus, activistas anti-5G, seguidores deQAnony otros grupos variopintos. Todos ellos interpretan la epidemia como una excusa para que los gobiernos occidentales, meros lacayos de figuras como Gates,controlensus vidas.
The crowd has broken into chants of “arrest Bill Gates” at the anti-lockdown protest at Parliament House in Melbourne@theage. The crowd has grown considerably since midday.pic.twitter.com/T13u3s7Ld7
Extensión. Nada que no pudiéramos prever, por otro lado. YouTube y Facebook sehan llenadode teorías en torno al virus. Desde David Icke en Reino Unido hasta laquemade antenas 5G, pasando por su fabricación en un laboratoriochinoo su utilidad como arma biológica. Los relatos incluyen toda suerte de alocadas ideas, como un contubernio internacional depederastas, el “estado profundo” o, cómo no, losaliens.
¿Por qué Gates?Tan dispar colección de ideas requería de un elemento aglutinante, de un objetivo definido, para canalizar el descontento anti-confinamiento. Ese elemento ha sido Bill Gates, de un modo similar aGeorge Sorosen otras conspiraciones político-económicas. El origen inmediato de la conspiración surgió enun AMAde Reddit primero y enel sermónde un pastor evangélico más tarde, donde le asociaba al “Anticristo”.
Contexto. Gates resulta muy útil porsu trayectoria. A su empeño en lascampañasde vacunación (destinadas a “despoblar” la Tierra, nada menos) hay que sumar su particular clarividencia previendo la pandemia que hoy asola al mundo. En 2015, ofreció una charla TED dondeadvertíade la dificultad de movilizar recursos y establecer protocolos para frenar una enfermedad como el covid, tan permeable, tan invisible.
Gates lo vio venir. Y advirtió sobre ello. Entendió los retos que plantearía una epidemia como esta y concluyó que no estábamos preparados.
Las vacunas. Idóneo perfil para volcar sobre él la teoría de la conspiración definitiva: lo vio venir porque él mismola creó. ¿Y para qué? Para crear una situación que favoreciera laobligatoriedadde las vacunas, tabú insoportable para miles de conspiracionistas. Gates estaría a la cabeza de una inquietante alianza de millonarios y políticos, la coaliciónID2020, para crear un estado de vigilancia masivo que someta a la población mundial a su control.
Microchip. La excusa, el coronavirus. El mal a evitar que se cierne sobre nosotros, unavacuna-microchipimplantado a todas las personas del mundo, para siempre a su servicio y bajo su observación permanente. Un Gran Hermano definitivo. La punta de lanza de un movimiento anti-confinamiento que se entrelaza con salvas a la libertad individual, la fobia al estado y la minusvaloración del riesgo epidémico.
EnAlemania,Estados Unidos, Reino Unido o Australia. Las protestas se han extendido. Y casi siempre están teñidas de un sustrato conspiracionista.