Cada vez más estadounidenses justifican la violencia política
Andrés P. Mohorte
Los cuatro primeros años de presidencia de Donald Trump han estado marcados por una palabra:polarización. Estados Unidos acude a las urnas en noviembre tras una legislatura plagada de atentados terroristas y ejercicios de violencia política. Una violencia año a año más normalizada a ojos del electorado, tanto republicano como demócrata. Dos recientes encuestas ilustran hasta qué punto el país se ha topado con un problema en el tabú por antonomasia de la democracia.
Va a más. La más compartida durante los últimos díases esta, elaborada a través de dos trabajos realizados por YouGov y por Voter Study Group. Surge a su vez de esteotro artículode Politico y dice lo siguiente: si en 2017 tan sólo un 8% de los votantes demócratas y republicanos consideraba que la violencia estaba justificada en mayor o menor grado, en 2020 ese porcentaje había escalado hasta el 33% y 36% respectivamente. Un aumento gradual y consistente en ambas preferencias políticas.
Otros datos. Si incluimos otras encuestas elaboradas porNationscape, el panorama no es mucho más alentador:
Cautela. ¿Significa eso que Estados Unidos está abocado a un repunte de los conflictos violentos? No necesariamente.La encuestade Voter Study Group, centrada en septiembre, es decir, desinteresada en la evolución de la opinión pública sobre la violencia, es más moderada. Sóloun 16%de demócratas y republicanos apoyaría los actos violentos para avanzar sus posiciones e ideas políticas. Es un sólo igualmente alarmante: en caso de derrota electoral, el porcentaje llegaría al 21%.
Uno de cada cinco votantes. Según su análisis, es preocupante por lo siguiente lo siguiente:
Qué sucede. Dicho de otro modo: no es que haya más americanos proclives a cometer actos violentos, sino que cada vez son menos los que rechazarían que otros los cometieran.Otro gráficoilustrativo: si en 2017 más del 90% rechazaba de plano tanto la violencia política como el acoso, el porcentaje cae hoy por debajo del 85% (y del 80% en caso de que se trate de enviar mensajes amenazantes o hostiles a candidatos rivales).
Es un caldo de cultivo peligroso, porque puede suavizar la gravedad de determinados hechos violentos. Lo hemos visto durante los últimos años: enCharlotesville, en algunasaccionesde Antifa o en lasprotestas(y la dura represión policial) a raíz del asesinato de afroamericanos. Las opiniones en torno a uno u otros sucesos (desde atentados terroristas hasta disturbios callejeros) varíanenormementeno en función del hecho, sino en función de la adscripción ideológica de cada votante.
Detonantes. Sucede que las sociedades occidentales están hoy más polarizadas que nunca. Nuestras opiniones sobre el otro son cada vez másestrictas. Hay menos espacios de entendimiento. Los motivos son muy variados (El Confidencial acaba de publicaruna tribunaal respecto), pero en esencia dinamita los acuerdos y encona los discursos. Es algo que Estados Unidos, en particular, llevaba experimentando décadas. Pero que la presidencia de Trump ha exacerbado.
Sucede a nivel políticoy social. Agranda brechas personales. Y es un círculo vicioso: a más polarización,más costehay para salirse de las posiciones fijas, cada vez más extremas, de cada partido. Para neutralizar la polarización.
Imagen: Carlos Barria/GTRES