Creemos que hay más inmigrantes de los que realmente hay. Y eso nos pone contra las ayudas sociales
Andrés P. Mohorte
La cuestión migratoria ha dominado la política europea durante las últimas dos décadas, y es probable que lo siga haciendo durante la próxima. En un plazo relativamente corto de tiempo, países antaño homogéneos se han vuelto más diversos. Una transformación no exenta de tensiones. El sentimiento anti-migratorio y xenófobo ha crecido. Y con él, un mayor recelo hacia las políticas redistributivas.
El estudio. Es lo que ilustra unareciente investigaciónsobre percepciones públicas en materia migratoria. Su conclusión es inquietante: europeos y estadounidenses creen que hay más inmigrantes residiendo en su país de los que realmente hay, pero no sólo eso, también los juzgan menos educados, menos capacitados y más dependientes de las subvenciones públicas de lo que realmente son. Lo que alimenta percepciones xenófobas.
Cifras. Es algo que sabemos desde hace cierto tiempo. El año pasado, una encuesta internacionalarrojabaalgo de luz estadística: los italianos creen que la inmigración representa el 25% de la población del país, cuando no supera el 10%; los franceses, en torno al 28%, cuando está por debajo del 12%; y los británicos, por encima del 30%, cuando el porcentaje real se queda en el 13%.
El ejemplo más extremo es el estadounidense: sus encuestados calcularon un 35% de inmigración sobre el total, cuando no supera el 15%.
Prejuicios. Lo mismo vale para el estatusque proyectamossobre los migrantes. Los alemanes creen que más del 40% de los extranjeros residentes no tiene empleo, cuando el porcentaje está por debajo del 10%. Mientras tanto, en torno al 25% de los franceses consideran que los inmigrantes reciben el doble de ayudas que los nativos; cifra que se reduce al 17%-18% par Italia y Suecia.
Los juzgamosmás pobresy más dependientes de los servicios sociales de lo que son.
Efectos. Esto tiene consecuencias en nuestras preferencias sobre la redistribución de la riqueza.Diversosestudioshan ilustradocómo hay un fuerte componente étnico-racial en el apoyo a las subvenciones y a los subsidios para los más desfavorecidos. En Estados Unidos, los blancostiendena apoyar programas cuando la mayoría de receptores son blancos, y no negros, percibidos como más vagos y menos merecedores.
En Sueciao Alemaniase han dado casos similares, minusvalorando, en el camino, el volumen de inmigrantes blancos o cristianos.
Menos ayudas. El apoyo a las ayudas públicas suele depender de nuestra percepción del número de “polizones”, es decir, de personas que se aprovechan del subsidio para no trabajar. Al identificar un mayor porcentaje de “polizones” entre los migrantes, cuando la población extranjera aumenta el escepticismo respecto a la redistribución pública también lo hace.
Esto es especialmente cierto, comoel estudio señala, entre quienes tienen menor nivel educativo, están ocupados en sectores donde los trabajadores inmigrantes compiten con ellos o tienen afinidad por la extrema derecha.
Consecuencias. ¿Resultado? Hay quienha entrevistoen los estados europeos de posguerra, tan generosos en sus políticas redistributivas, nada más que sociedades homogéneas. Cuando llegó la inmigración, el apoyo a las medidas sociales decreció. En EEUU,un efectosería la “fuga blanca” de los años ‘30 y ‘50, cuando la clase media blanca se trasladó a la periferia de las ciudades en busca de espacios más homogéneos.
El objetivo no era sólo crear barrios blancos y ricos, sinoasegurarque los impuestos se destinaran a servicios más afines a sus intereses y no tanto a bolsas de población pobre (y negra). Es decir, reducir la redistribución de rentas, indeseable por las percepciones sobre otros grupos étnicos.
¿Tiene solución?La respuesta a esta pregunta siempre había sido: “Estar más informado”. Pero no es suficiente. El trabajo pone de manifiesto algo quehemos comentadoen alguna ocasión a cuenta de las noticias falsas y los bulos: los datos sólo se amoldan a los sesgos. O comoexpresaDerek Thompson, periodista en The Atlantic: “La ideología conduce el coche, la información sólo haceautoestopdurante un rato”.
Imagen: Arturo Rodríguez/AP