¿Cuántos nuevos brotes ha causado el transporte público? En Francia y en Japón, un total de cero

Andrés P. Mohorte

Por sus características, el transporte público se convirtió en un espacio sospechoso de facilitar transmisiones desde un primer momento. ¿Ambientes cerrados, masificación e incapacidad para guardar la distancia de seguridad? La intuición apuntaba a ello. Poco a poco, algunos países están recabando evidencias sobre su rol en la expansión de la enfermedad. Y los resultados son menos intuitivos de lo que cabría esperar.

En Francia. Como narran enCityLab, las autoridades francesas identificaron más de150 brotes(tres personas enfermadas o más en un mismo entorno) entre el 9 de mayo y el 3 de junio, durante los primeros compases de la desescalada. Entre los escenarios de contagio, gimnasios e instalaciones deportivas, oficinas y casas de acogida de vagabundos. ¿Número de brotes registrados en el metro o en el tranvía?

Cero.

En Japón. A finales de mayo, Japón había logrado reducir el número de contagios diarios a niveles ínfimos (0,5 por cada 100.000 habitantes). Los pocos brotes identificados durante las semanas previas, siempre sin confinamiento,se dieronen gimnasios, bares, conciertos, karaokes o establecimientos destinados a comer, beber y conversar, entre otros sospechososhabituales. Significativamente, no en el metro.

¿Por qué?Son hechos sorprendentes. El transporte público japonés es célebre por su ingente volumen de pasajeros. El parisino no le va a la zaga. ¿Cómo es posible que en vehículos cerrados y abarrotados de gente no se estén dando contagios, si va contra todo lo que creemos saber sobre el virus? He aquí algunas claves:

Tres C. Durante las últimas semanas se ha popularizado el consejo de evitar las tres “C” (en inglés) para reducir riesgos: espacios cerrados (“closed”); multitudes y lugares abarrotados (“crowded”); y contactos cercanos. El transporte público falla en los dos primeros supuestos. Pero es efectivo en el tercero, quizá más crítico: evitamos acercarnos y conversar con la gente en la medida de lo posible. La mascarilla y nuestra breve estancia en el vagón hacen el resto. Aparentemente.

Hay peros. Decimosaparentementeporque, como en tantos otros aspectos de la enfermedad, no tenemos evidencias robustas. El índice de contagio entre los trabajadores del transporte público deNueva York(100 muertes relacionadas) oLondres(37, 28 de ellas entre conductores de autobuses) apunta a evidentes riesgos. Estudios anteriores sobre la gripe handemostradocómo los usuarios del metro o del autobús contraen la enfermedad con más probabilidad.

Y hay miedo. Intuitivamente gran parte del público sigue recelando de espacios cerrados donde mantener la distancia de seguridad es difícil. Como vimos haceun mes, el coche ha recuperado su nivel de uso muy rápidamente, mientras que el transporte público se ha dejado a un lado. En España sigue un 50% por debajo de lo normal. Los trayectos en vehículo privado se han recuperado ya hasta el 20% por debajo.

En su momento, los viajes en metro y autobússe hundieronen un 90% y 91% por ciento en todo el país, en un contexto generalizado de confinamiento y cuarentena. Ahora, en plena desescalada, el transporte público está volviendo con mayor lentitud. Pero si algo indican Francia y Japón es que, por el momento, no multiplica los contagios.

Imagen: Lafargue Raphael/GTRES

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