Dinamarca ya lleva un mes sin confinamiento. Y su ritmo de contagios no está creciendo
Andrés P. Mohorte
A mediados de la semana pasada, la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, comparecía ante los medios para anunciarlo siguiente: “Hemos conseguido tener bajo control el contagio de coronavirus”. Un mes después de reabrir escuelas y negocios, de retomar la actividad social y económica, de recuperar lanormalidad, el ritmo de contagios no crecía. No demasiado. Y sigue sin hacerlo.
No hay aumentos. Se trata de una feliz incógnita. “Aún no sabemos por qué no hay más infecciones”,ha confesadoel instituto serológico danés, encargado de monitorizar la epidemia. Su último informe (PDF) es claro: el ritmo de reproducción (R0) de la enfermedad no ha crecido significativamente desde que se iniciara la apertura. Las hospitalizaciones siguencayendoy la tendencia es muyalentadora.
¿Por qué?Frederiksen loatribuyea la distancia social. La gente, sencillamente, está teniendo cuidado. Los expertos barajan hipótesis similares. Desde las nuevas prácticas de higiene hasta el respeto a las recomendaciones, pasando por una reducción en la violencia del virus. La movilidad, no obstante, sigue muypor debajo(el transporte público aún registra un 42% menos de usuarios).
Las autoridades danesas, por cierto,no incentivanel uso de mascarillas antela faltade evidencia disponible.
Preliminar. Es una gran noticia, porque el propio gobierno danés descontaba pequeños repuntes tras la apertura de colegios y tiendas. Eslo que sucediódurante la semanas inmediatamente posteriores al desconfinamiento: la transmisión de la enfermedad pasó de 0,6 a 0,8. Era una consecuencia natural, pero unacontrolablesi R0 se mantenía por debajo de 1. Un mes después, sigue siendo así.
Tanto, que el gobierno desea acelerar la desescalada.
Buen camino. Un segundo rebrote tan violento como el primeroes ya"poco probable", y más deun terciode los municipios del país llevan algunas semanas sin registrar nuevos contagios. Dinamarca se presenta así como el mejorejemplodeconfinar rápido, salir pronto. Atajar a la enfermedad muy al principio facilita la transición hacia una nueva normalidad, reduciendo el coste humano (96muertos/millón).
¿Salir sin problemas?Un informe de JP Morganapuntaa una tendencia muy similar en Estados Unidos y Europa: la tasa de contagios está cayendo de forma uniforme una vez se levantan los confinamientos. La agencia lo atribuye a las “dinámicas propias” de la enfermedad, “no relacionadas y a menudo inconsistentes con los confinamientos”.
Lo cierto es que losconfinamientossícontribuyerona reducir dramáticamente el ritmo de reproducción de la epidemia, en todos los países. Fueron una medida drástica para atajar las transmisiones. Si R0 se mantiene por debajo de 1 post-confinamiento es, en gran medida, porque en su momento se levantaron cuarentenas estrictas.
Hacia atrás. Lo que no significa que de forma inmediata los contagios no suban. Valencia ofrece un ejemplo similar al de Dinamarcao Alemaniahace algunas semanas: R0 hapasadode 0,66 a 0,85, lo que ha obligado al gobierno autonómico a descartar la solicitud de salto a la fase 2. En Francia, el ejecutivo ha ralentizado la apertura de colegios tras identificar70 nuevoscontagios en la semana de su regreso.
En ese sentido, el camino danés es esperanzador. El desconfinamiento puede aumentar los contagios de forma inmediata. Pero a largo plazo no tiene por qué.
Imagen:News Oresund