Disney recicló animaciones idénticas sin que nos diésemos cuenta. Y la razón, al parecer, no era económica

Albert Sanchis

Nos hemos pasado las horas de infancia sentados en el sofá viendo losclásicos de Disney. Nos metíamos tanto en las coreografías y canciones de nuestros amigos Baloo o Blancanieves que no nos dimos cuenta de quemuchas de esas animaciones se repetían en varias películas. Quizás estábamos demasiado embelesados tarareando “Lo más vital” o “Vamos a hacerle un vestido a Cenicienta” para darnos cuenta de que eso que parecía undeja vuera en realidadotra escena reciclada de los creadores de Disney. Y nos dejaron decenas…

Hace unos días,un video que circulaba por Twittery se hizo viral nos mostraba dos escenas deEl libro de la Selvay deWinnie the Poohcontrapuestas. Se apreciaba a la perfección como los movimientos de la animación eran idénticos:Christopher Robin y Mowgli se movían igual. La mayoría de usuarios se quedaron boquiabiertos, pues no conocían la magia que se esconde detrás de todo esto.

No es la primera vez que sucede en la industria de la animación. De hecho, hubo un periodo en la historia de Disney en el queera una práctica muy común. Si te fijas bien, Marian enRobin Hoodbaila y aplaude frente a un grupo de animales al igual queBlancanieveslo hizo delante de sus enanitos 40 años antes. Little John, el compañero forajido de Robin, y Baloo deEl libro de la selva,no solo compartían un actor de doblaje, Phil Harris, sino que también eran muy parecidos, tanto en el diseño y en sus animaciones, incluso repitieron la misma escena con los ojos hipnotizados.

Larotoscopia, la técnica para animar las películas de 2Dque usaba Disney en el siglo pasado,permitía reusar estas animaciones sin muchos problemas. Esto consistía en hacer un redibujo manual de personajes cuadro a cuadro, tomando como base una secuencia de imágenes de acción real previamente filmada en cine o grabada en videos. De esta manera, si ya se contaba con el movimiento realizado previamente, se podía simplemente superponer con otros diseños de personajes y decorados.

Lo vimos también en el precioso baile deLa Bella y la Bestiade 1991, que reutilizó el baile deLa Bella Durmientede 1954 a la perfección, cuadro por cuadro. Es sencillamente igual, y no por eso menos mágico. Otra escena de101 Dálmatasde 1961 se puede ver enMerlín el Encantadordos años más tarde.

Pero todo tiene una explicación. Y para ello hay que conocer a Wolfgang “Woolie” Reitherman.

Woolie dirigió muchas de las películas animadas de Disney entre la muerte de Walt Disney y su propia jubilación. Algunas fueron101 Dálmatas(1961),Merlín el Encantador(1963),El libro de la selva(1967),Robin Hood (1973),Los Aristogatos(1970) oLas aventuras de Winnie the Pooh(1977). Pero fue también técnico de animación en los grandes clásicos décadas antes como enBlancanieves y los siete enanitos,Pinocho,DumbooLa Cenicienta. Si había algo común en sus películas era precisamente ese reciclaje de imágenes, que como una firma del autor, nos dejaba en cada película.

Lo cuentaFloyd Norman, el animador que trabajó con él en muchos de estos largometrajes y nos desvela parte del secreto:

Sí, Disney recicló la animación, perosupuestamente no para ahorrar dinero, sino por mantener la misma esencia que hemos visto en sus películas desde los inicios de la casa del ratón. Si nos reímos por cómo golpean al mono Lui, pues es probable que nos riamos cuando golpean al ratoncillo deLa leyenda de Sleepy Hollow y el Señor Sapode la misma manera.

No obstante, hay que comentar queel reciclaje de escenas es una práctica típica de series de animacióno de anime japonés, con menos tiempo y presupuesto que tienendeadlinesmuy ajustados para cada entrega. También da la casualidad de que la mayoría de estas copias sucedieron en la época en la que Disney estaba pasando penurias económicas y sus films de animación no eran su principal fuente de ingresos.

Con todo, Disney está repleta de escenas reutilizadas, pero nos encantan igual yni siquiera nos habíamos dado cuenta cuando las veíamos. Es la magia del cine, al final. También sabíamos que el mar deTitanicera una piscina y sufrimos igual en el cine. El séptimo, se ha dicho en alguna ocasión, es el arte del engaño. Dejemos que nos engañen todo lo que quieran y disfrutemos de la película.

Oh-du bi du, quiero ser como tú…

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