El asalto al Capitolio fue mucho peor de lo que aparentó a primera vista

Andrés P. Mohorte

Una pregunta atraviesa el debate público estadounidense cinco días despuésdel asaltoal Capitolio: ¿asistimos a un golpe de estado? La respuesta depende de a quién dirijamos la pregunta: algunoscomentaristasopinanque sí; otroslo niegancategóricamente; mientras algunos se limitan a plantear lasdistintas definicionesde “golpe” para que cada uno de nosotros elaboremos una respuesta. Sea como fuere, algo parece claro: el asalto fue más grave de lo que aparentó a primera vista.

Bastante más grave.

Las muertes. Comenzando por el aspecto más traumático del asalto: las víctimas. Cinco personas han muerto ya a consecuencia de los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes. Dos de ellos son policías. El primero, Brian Sicknick, fallecióa causade las lesiones sufridas durante la defensa del edificio. El segundo, Howard Liebengood, se quitó la vida pocos días después, un suicidio que sus superioresatribuyena los acontecimientos del miércoles.

La violencia. Las primeras imágenes del asalto mostraron a una variopinto y excéntrico abanico de seguidores de Trump entrando en el Congreso. En apariencia, con tranquilidad. Durante los últimos días han proliferado los vídeos de lo que entre tanto sucedía en el exterior. La violencia fue aguda.En esta pieza, por ejemplo, un reducido grupo de policías se defiende de centenares de asaltantes. Les atacan con bates de béisbol, palos de hockey, patas de mesa (y mesas enteras) y luces cegadoras.

This is closeup footage of what becomes like a war zone at the entrance to the Capitol with Trump rioters attacking police with a hockey stick, a baseball bat, wooden furniture looted from the building, and shining a high-powered light in their eyes. 1/2pic.twitter.com/WtYjwrBMCh

Eneste otro vídeose aprecia cómo los asaltantes atrapan a un policía y lo arrastran hacia las escalinatas, donde el grueso de manifestantes se agolpaba. Allí un reducido grupo comienza a atestarle golpes con toda suerte de objetos (una bandera estadounidense incluida) sin que sus compañeros puedan hacer nada por defenderle. No se sabe si el policía en cuestión es Sicknick.Otro ángulomuestra el ensañamiento de los seguidores de Trump con las fuerzas de seguridad del Capitolio.

Here’s another angle, you can clearly see here when Scallops pulls the cop down and drags him down the steps, where he is beaten by the flag on the bottom of the screenpic.twitter.com/YN4A0xgbFJ

El plan. Descontado el carácter violento del asalto, la cuestión es si surgió de forma espontánea o de una planificación. Todo apunta a lo segundo. Diversos grupos implicados en la manifestaciónllevaban díasdiscutiendo sus detalles en espacios como “Wild Protest”, Parler o “TheDonald.win”. Fue en este último foro dondese repartieronplanos del Capitolio (y de sus túneles) y donde se solicitó a los participantes la utilización de material de asalto (como bridas, cuerdas oarmamento).

Los planes para irrumpir en el Capitoliose difundieronen plataformas abiertas y públicas, accesibles para los servicios de inteligencia y la policía del edificio. Los asaltantes habían mostrado su intención de asaltar el Congreso, repartiendo tareas entre los asistentes y compartiendo información táctica. ¿Qué falló?

El fracaso. El hundimiento del perímetro policial sigue siendo objeto de escrutinio y debate. Algo sí parece evidente: los policías desplegados en el acceso al Capitolio intentaron desde un primer momento detener a los asaltantes.Este vídeomuestra el primer intento (exitoso) de romper la seguridad del edificio. Varias docenas de asaltantes irrumpen frente a tres o cuatro policías de forma violenta. Tras proteger las vallas y enfrentarse a los agresores, huyen completamente superados.

Trump’s call causes the group outside the Capitol to swell quickly. The earliest breach of the fenced perimeter we could find happened 200 meters west of the congressional building at 12:53 p.m., as seen in this@ElijahSchaffervideo.pic.twitter.com/wYgHympdL8

Otras piezas muestran escenas similares. A las ya referidas más arriba podemosañadir esta, frente a las escalinatas principales del Capitolio, donde un nutrido grupo de policías se ve acorralado por miles de seguidores de Trump. La policía del Capitolio sí se enfrentó a los asaltantes, aunque no contó ni con la fuerza numérica ni con los recursos suficientes para detenerlos. ¿Por qué? En gran medida por un falloen el protocolode seguridad. Las agencias del gobierno respondieron muy tarde y la Guardia Nacional llegó dos horas después de los hechos.

Las dudas. Este es el misterio a resolver en la reacción de las autoridades durante la mañana del miércoles.Un reportajede Business Insider, apoyado en fuentes de inteligencia francesas y de otros países de la OTAN, apunta a una dejación de funciones consciente por parte del gobierno. Uno de los jefes de seguridad del Capitolio, ya dimitido,ha afirmadoque altos cargos del Senado y del Congreso se negaron hasta en seis ocasiones a solicitar la asistencia de la Guardia Nacional.

Su despliegue sólo puede ordenarlo el Pentágono, un brazo del ejecutivo. Hay motivos para la suspicacia, si bien altos cargos militareshan explicadoque su ausencia y aparente laxitud en la respuesta al asalto se debía a un principio de precaución. No deseaban repetir las escenas del verano, cuando al Guardia Nacional reprimió con dureza las manifestaciones y los disturbios causados por la muerte de George Floyd.

Las teorías. Es evidente que las imágenes iniciales no hacen justicia a la gravedad de los hechos. ¿Pero hasta dónde estaban dispuestos a llegar los asaltantes? Diversos periodistas encargados de cubrir las protestas sobre el terrenohan narradocómo algunos seguidores de Trumpentonaron cánticoscomo “Colguemos a Mike Pence” ocómo exigieronlocalizar de inmediato a Nancy Pelosi, líder demócrata del Congreso.

Lejos del folclore habitual de una manifestación, tales expresiones casaban a la perfección con los mensajes rastreados días antes en varias plataformas. Durante los enfrentamientos, la policíadescubriódos artefactos explosivos en las inmediaciones del Capitolio. Uno de los asaltantes acudió con un rifle semiautomático ytenía preparadosuna decena de cócteles molotov. Al menos dos individuos accedieron al Congresocon bridasde plástico, empleadas para esposar y retener a sospechosos.

Si sólo se era una manifestación, ¿de dónde surgen los planos, el armamento, las bridas? El ataque fue planificado y premeditadamenteviolento.Y es probableque los instigadores desearan llevarlo más allá. Uno de los mensajes de Parler planteaba lasiguiente disyuntiva: “¿A quién querrías despachar primero? 1) Nancy Pelosy 2) John Roberts 3) Pence 4) Cualquier otro. Me inclino por Nancy, pero debería ser Pence”. ¿Existía la intención de tomar a los congresistas como rehenes, de ejecutarlos? Si la respuesta es “no”, los asaltantes se esforzaron en disimularlo.

Imagen: Reuters

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