Javier Pastor

El mundo sigue (más o menos) confinado. El teletrabajo se impone y plantea un cambio social radical, pero el CES, la feria en la que deberíamos asistir a la respuesta de la industria y a la presentación de soluciones de futuroha sido un fracaso en ese sentido.

De hecho este ha sido un CES igual que los del pasado salvo por su formato virtual. Hemos visto unaandanada de novedades continuistasy que no parecen querer darse cuenta de que la pandemia nos ha cambiado, quizás para siempre. Por ejemplo, ¿dónde están las webcams?

El CES 2021 no se entera de lo que fue 2020

En Xataka hemos cubierto el CES 2021 con la misma intensidad que en años anteriores:estos 60 temaslo demuestran y representanparte de lo que la industria tecnológica planteapara este 2021.

Portátiles de todos los colores (eso sí, muy gaming),televisores MicroLED(porque OLED a secas ahora solo es tendencia en panelesmás pequeños), procesadores y tarjetas gráficas, y, por supuesto, productos quearrancan titulares(ymiradas de deseo) aunque probablementenuncalos veamos en la calleo en la oficina.

Ha habido también productos muy reales, muy originales y muy valientes. ElThinkBook Plus Gen 2 iconsu pantalla trasera de tinta electrónicaes el mejor ejemplo de esa ambición.

Qué fantástica idea, quizás algo capada por el hecho de que la pantalla no se pueda girar para convertirla en la principal.Este ‘Yotaphone’ de los portátilesnos hace soñar en que en algún momento esta tecnología se aplique a muchos más monitores comoese Paperlikeque vimos hace apenas unas semanas.

Pero claro,lo extraordinario es poco frecuente, y el CES 2021 ha sido una feria especialmente continuista. Intel ha querido decir “ey, no os olvidéis de mí” con un lanzamientomuy poco llamativo, pero hay que darle una oportunidad (más) a este gigante, sobre todo ahora quecambia de CEOy que parece habercomenzado a reaccionarcon algunos movimientos muy esperados.

No ha habido tampoco grandes sorpresas por parte de AMD, que aunque llegó con un lanzamiento mucho más sólido con susnuevos Ryzen 5000para portátiles mantuvo, como Intel, una línea muy continuista y queparece no querer saber nada(al menos, de momento) de esa revolución que para muchos (y me incluyo) plantean los Apple M1.

De hecho al ser preguntada por este tema, Lisa Su, CEO de la empresa, soloindicóque ese chip es una demostración de “cuánta innovación hay en este mercado”, pero para ella “sigue habiendo capacidad de innovar en el segmento del PC”, como queriendo decir que los chips ARM no parecen ser para AMD una alternativa de futuroo, siquiera, un plan B.

Ese continuismo quedó patente en la presentación de unos portátiles que eran (lógicamente) un más de lo mismo. Un poco más potentes en todo, sobre todo en gráficos gracias a las nuevas GPUs de Nvidia, que como se esperaba ya ha logrado integrar sus nuevas RTX 3000 en portátiles. Lo curioso es que haga algo asísin dar solución al problema real para muchos gamers: no hay prácticamente forma de hacerse con una gráfica dedicada de la nueva generación de Nvidia al precio de venta recomendado.

La situación es tan mala que esta empresa ha retrasado el lanzamiento de nuevas variantescomo la RTX 3080 Ti, pero además varios fabricantes han indicado quesubirán los preciosde sus últimos modelos con el argumento de que los impuestos en EEUU han subido para estos productos.Hemos salido de Málaga para caer en Malagón.

Es como si 2020 no nos hubiera enseñado nada. Como si los fabricantes no se hubiesen enterado de que el año pasadolos PCs resurgieran de sus cenizas: en el cuarto trimestre de 2020se vendieronun 26,1% que en el mismo periodo de 2019. El motivo es evidente: la pandemia.

Si necesitábamos una revolución en algo, era en webcams

Pese a ello, los fabricantes no han cambiado la partitura: mucho portátil gaming, mucha tasa de refresco y luces RGB, pero poco portátil de trabajo funcional, poco ordenador de sobremesa compacto y, aunque sea asombroso,ninguna noticia de los fabricantes de webcams, que parecen seguir queriendo exprimir la gallina de los huevos de oro y maximizando los beneficios de sus modelos actualmente disponibles.

Logitech es(en mi opinión, que cada dos semanas planteo los domingos a esta hora alternándome con Javier Lacort)una absoluta decepciónen este sentido. Lo comentaba hace pocopor otros lares: la Logitech C920 HD Pro costaba en noviembre de 2018 30 euros. Hoy en día cuesta (con suerte) tres veces más.

Las webcams de los portátiles, mientrastanto, no han evolucionado. No tienen mucho margen, claro —la tapa sigue siendo demasiado fina para pedir milagros—, pero no hay propuestas de los fabricantes a la hora de solventar el problema. Hasta Apple parece pasar del tema, y sus nuevos MacBook Air y MacBook Pro 13 con el chip M1 mantienen una webcam de la que lo mejor que se puede decir es que es pasable.

Una de las alternativas es acudir a otros fabricantes de webcams. En Amazon, por ejemplo,ha llegado una avalancha de webcamsque prometen una calidad estupenda a precios de risa (aviso: o tienes una cosa o la otra, tener ambas es una utopía). Hay algunas propuestas decentes, desde luego, pero es sorprendente que tras meses de pandemia ni Logitech ni ninguna otra empresa haya planteado nuevos productos que alivien una necesidad evidente en estos tiempos.

Es cierto quees posibleutilizar la cámara del móvilpara este propósito y hay opciones para ello. Incluso hayquien se ha inventadouna forma de sostener el móvil en la posición en la que tendríamos una webcam, pero no son opciones para el común de los mortales.

La única propuesta llamativa aquí ha venido de Dell, que durante estos días ha presentadomonitores con webcam integrada. El ingenioso sistema las esconde cuando no las usamos para evitar suspicacias, y se trata de una de las pocas respuestas auna pandemia que nos ha tenido en jaque en 2020 y que parece que también lo hará durante 2021.

Pero para la industria, al menosen lo que respecta al CES, todo parece seguir igual. ¿Qué era eso de la nueva normalidad?