El futuro del carbón es tan oscuro que incluso la industria carbonera está deshaciéndose de sus propios activos

Javier Jiménez

Si el mundo financiero funciona como los caminos en la montaña que se van marcando a fuerza de uso, lindes y creatividad para sortear accidentes geográficos, el rastro que han dejadolos inversores huyendo de los combustibles fósileshace años que dejó de ser un sendero entre matojos para convertirse en una autovía de tres carriles por cada sentido.

En la última década,la tendencia a sacar todo lo que tenía que ver con las emisiones de dióxido de carbonode las carteras de inversión ha sido popularísima. Y aunquelos expertosllevan unos meses avisandoque la crisis del coronavirus puede acabar por desbaratar (o al menos, aplazar) los planes de descarbonización, todo parece señalar quela tendencia se está haciendo más grande aún.

Tanto es así quelas propias empresas de carbón están huyendocomo alma que las lleva el efecto invernadero.

“El carbón […] está perdiendo esa competencia a un ritmo sin precedentes”

Por ejemplo,variasdelas empresas minerasmás grandes del mundoestán creandofiliales donde concentran sus negocios de carbón térmico para luego venderlos y deshacerse de ellos. Y, a juzgar por los resultados de esas escisiones (el valor de la de Consol Energy, comoseñalaba Michael J. Coren,ha caído un 90% en menos de dos años), no ha sido mala idea.

La frase que abre esta sección no es nuestra,es de Arch Coal, la segunda compañía carbonera de Estados Unidos que opera 32 minas ysuministra el 15% de todo lo que consume el país. Como consecuencia de ello,según S&P Global, ya está orquestandoun plan de cierres y desinversiones. Justo lo mismo que busca Peabody Energy, la principal productora norteamericana de carbón, que está “buscando alternativas estratégicas a sus activos térmicos”.

En España,el carbón ya va camino de ser historia antiguay la mayor parte de energéticas llevan tiempo con la vista puesta enredefinir su negocio en torno a las energías renovables. Perono se acaban ahí los paralelismos entre el viraje de las grandes empresas mineras a nivel internacional y las oportunidades nacionales.

Al fin y al cabo,España tiene la primera y única mina de coltán de Europay las andanzas por ponerla en marcha han sido seguidas con mucho interés. Sobre todo,porque como señalan muchas de las carboneras en reconversión,el futuro parece estar en las tierras raras y los metales básicos de la industria energética. Es una enorme oportunidad que impacta en la geopolítica de la economía mundial yque muchos están ya a punto de perder.

Imagen| Dominik Vanyi