“El mejor regalo para tu hijo es no tener otro”: la campaña medioambiental por un mundo sin hermanos

Andrés P. Mohorte

¿Qué planeta legaremos a las generaciones venideras? El debate medioambiental que tanta prominencia ha ganado durante los últimos años rota exclusivamente en torno a esta pregunta. La mayor parte de consecuencias desatadas por el calentamiento global tendrán un impacto directo en la vida de los humanos del mañana. En ocasiones, delfuturo remoto. Si actuamos, lo hacemos por dos motivos: un interés económico inmediato y una responsabilidad moral.

Y eso incluye al apartado demográfico.

Menos hijos. Es en este contexto en el queel antinatalismoha ganado cierta presencia mediática. Los orígenes del movimiento sonfilosóficos, y versan sobre el sufrimiento inevitable al que sometemos a todos nuestros hijos cada vez que los alumbramos. ¿Tenemos derecho a ello? Durante los últimos tiempos, esta idea, tan poderosa y controvertida, ha encontrado cierto acomodo en el discurso medioambiental. Tener hijos no sólo es condenarles a penar por el planeta; sino un problema ecológico.

Controversial billboards and transit ads are up around#Vancouver, encouraging child-free and single-child families. Find out more about the group behind the ads and how people are reacting on@CityNewsVANat 6.@NEWS1130@BT_Vancouverpic.twitter.com/BCRihXRXix

El impacto. Hace un año, por ejemplo, un grupo de científicos firmaba una carta en laque abogabapor una reducción paulatina del número de humanos para detener el cambio climático. Menos hijos hoy equivale a menos consumo y menos explotación de recursos mañana. Se trata de un falso dilema. Es cierto que una personaemiteunas 5 toneladasde CO2 al año, pero también lo es que el ahorro en emisioneses minúsculocomparado con el de otras transformaciones mucho más profundas.

Dicho de otro modo. No hace falta tener menos hijos. Bastacon cumplirlos objetivos climáticos que (casi) todos los países están ignorando por sistema.

La campaña. Es en este contexto en el que se ha viralizadouna campañaantinatalista en Vancouver. O más bien, parcialmente antinatalista.Un cartelha aparecido en las marquesinas de autobús del centro de la ciudad: “El mejor regalo que le puedes hacer a tu hijo es no tener otro”. Lo firma una extraña organización estadounidense,One Planet One Child, obsesionada con la “sobrepoblación” y con el equilibrio económico y medioambiental del planeta a largo plazo.

La teoría. El cartel ha causado cierta sensación en Canadá, y ha sido ferozmente criticado por la ideología que lo sustenta. En esencia, recoge las teoríasmalthusianassin mayor aderezo, teorías que, en su esencia, se han probado erróneas una y otra vez (la humanidad sigue produciendo y aprovechando recursos muy por encima de su fertilidad, gracias a los avances técnicos, aunque el debate a futuroes interesante). Para su caso concreto, tenemosun experimentopráctico en China.

Sus dirigentes pueden ilustrar hoy los problemas que conllevaría una “política global del hijo único”:un declivedemográfico correlacionado con un declive en el crecimiento económico. Europaafrontaun problema mucho más acuciante que la sobrepoblación, y es el colapso de su natalidad. Uno que a largo plazo casi todos los paísesimitarán.

Moda. Sea como fuere, la idea de una “huelga de niños” por el medio ambiente gana enteros. Rondael discursode Extinction Rebellion,es centralal argumento deTenety ha dejado de ser tabú entre los más jóvenes. En Estados Unidos hastael 38%de los adultos menores de 30 años considera que el cambio climático es un factor a ponderar antes de tener un hijo. Por supuesto, es un argumento conveniente cuando otros factores (socialesyeconómicos) ya te han predispuesto a no ser padre.

Elrunrúnmediático está ahí. Y la campaña de Vancouver es sólo un ejemplo de cómo el antinatalismo tiene una ventana de oportunidad para convertirse en un tema recurrente a corto plazo.

Imagen:Miranda Fatur

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