Javier Pastor
¿Está Apple dándote el tostón y tratando de que pagues más por iCloud o te suscribas a Apple TV+? Si es así, no estás solo.El modelo de negocio ha cambiadoy muchas son las empresas que han migrado a ofrecer no tanto productos como servicios.
Esas empresas quieren que uses sus servicios, pero sobre todo quieren que pagues por ellos. Para lograrlo las Apple, Microsoft o Google del mundoestán poniéndose especialmente pesadas con publicidad intrusivaque perjudica la percepción de sus servicios. La mala noticia es que esto no ha hecho más que empezar. ¿La buena noticia? No hay buena noticia.
¿El que la sigue la consigue?
Uno está viendovídeos en YouTube en tu móvily de repentese encuentracon una ventana emergente (pop-up) que tapa el vídeo. “¿Te gustaría que el vídeo siguiera reproduciéndose cuando cierres la aplicación? Consigue la reproducción en segundo plano con YouTube Premium”.
Pretty outrageous marketing push notifications for Apple TV+pic.twitter.com/sNHxzpCveB
Ese mensaje ha sido motivo deconstantes quejaspor parte de los usuarios, incluidos (sorpresa) aquellos queinclusoqueya eran clientesdel servicio de pago de YouTube.
Lo mismo hizo Google en el pasado con su servicio de música, que también intentó “colarle” a los usuarios siguiendo al dedillo el viejo refrán de “el que la sigue la consigue”.
Esos esfuerzos, comoadmitíanlos propios responsables de Google entonces, son implacables yusan el modelo de “frustrar y seducir"para convencer a los usuarios de las ventajas de apuntarse a estos servicios.
Probablemente la más apreciada por muchos será sencillamente librarse de esa molesta publicidad que hace que la experiencia de usuario con ese servicio sea sensiblemente peor. Es lógico que las empresas quieran promocionar sus servicios de pago,pero para lograrlo están comenzando a plantear prácticas terribles.
Al ejemplo de Google con YouTubese le suma también la citada Apple, que desde hace tiempo está anegando a los usuarios de los iPhone y los iPad con notificaciones push en las que les anima a suscribirse a Apple TV+, por ejemplo.
Hey how badly does Apple want to be your default card in Wallet? It doesn’t say “no thanks,” at this prompt, it says “Set as default later”pic.twitter.com/a69iUgK3TV
La empresa de Cupertinoya utilizó ese tipo de estrategia de marketingcon el lanzamiento de Apple Music o Apple Card, dos de los servicios que forman parte de ese nuevo enfoquedel que Tim Cook lleva hablandohace algún tiempo.
Microsoft tampoco se salva de la quema.Sus intentos de meternos por los ojos sus productos y servicios son cuantiosos, y en Xataka hablamos mucho decómoinsistióconstantementela empresa en queactualizáramosa Windows 10 tras el lanzamiento de su sistema operativo, algo que de hecho no iba dirigido directamente a que pagásemos por el sistema operativo pero quehablaba malde sus prácticas para lograrlo.
A ello se unió más tarde la polémica con la gran cantidad de publicidad encubierta queincluíaeste sistema operativo.Esos anuncios estaban camufladosen intercalados entre sugerencias útiles, pero acabaron convirtiéndose en otra tortura de la que afortunadamenteera posible librarse.
A esa publicidad se le suma la avalancha de anuncios que Microsoft también utiliza parapromocionar servicios como OneDrive: muchos usuarios habrán visto cómo nada más iniciar su PC con Windows 10 aparecía una ventana en el escritorio pidiéndoles que iniciaran sesión en OneDrive y animándoles a que crearan una si no la tenían. Los usuarios acabaronhasta las naricesde estas notificaciones.
Es uno ejemplo claro más de cómo las plataformas que dominan nuestra vida digital tratan de hacer que 1) utilicemos más productos y servicios de su ecosistemay 2) que si ya los usamos, paguemos por las versiones “Premium"que desbloquean todas sus características, sean las que sean. Con OneDrive había forma dedeshabilitar esas notificaciones, pero eso no siempre es posible.
Impulsar servicios para publicitar cualquier cosa también vale
Las empresas intentan aprovechar cualquier oportunidad para lograr ese objetivo, ytenemos otro triste ejemplo en los navegadores: en cuanto los instalas lo primero que te pide la aplicación es que la conviertas en el navegador predeterminado. Lo hace Chrome,lo hace Firefoxy desde luego lo hace Edge.
Microsoft, de hecho, hacebastante molestocambiar de navegador predeterminado, yno basta con validar esa opción desde la aplicación: es necesario efectuar el cambio en la Configuración de Windows.
La razón de darnos la paliza con este apartado es una vez más económica: aunque no pagamos por el navegador, esos navegadores sí hacen que sus desarrolladores ingresen dineroa través de los motores de búsqueday, sobre todo, a través del motor de búsqueda de Google, que suele ser la alternativa por defecto en todos ellos.
Mozilla ha dejado claroen numerosas ocasionesque una de susprincipales fuentes de ingresopara el desarrollo de Firefox eran esas búsquedas a través del motor de Google, y la propia Microsoftintentó impulsarel uso de su navegador y su motor Bing a través de su programa Microsoft Rewards en el pasado.
Ese tipo de técnicas se han trasladado a todo tipo de ámbitos, y de hecho ha habido casosflagrantes por ejemplo en el ámbito de los móviles, donde Huawei llegó a publicar anunciosdirectamenteen la pantalla de bloqueo del usuario.
Huawei acabó disculpándose eindicandoque esa medida había sido un error, pero otros fabricantes recibieron quejas por algo similar. Samsung, por ejemplo, explicabaen su página de soporteque la culpa no era suya, sino de las aplicaciones que los usuarios instalaban y quegracias a los permisos concedidospor los usuarios podían hacer algo así.
Xiaomi también fue criticadapor estaconocida opción, que de hecho está activadaa través de las opciones de MIUI, la capa de personalización de este fabricante.
Pero aún hay más, y en este mundo de la publicidad y el marketing de servicios Premiumtambién hay pesadillascomo la planteada todo un referente en el campo del streaming de música.
Spotify y los anuncios pensados para molestar
Las técnicas para intentar que los usuarios se conviertan primero en eso y luego acaben pagando por el serviciono solo proceden de esas gigantes de la tecnología, por supuesto.
Muchos servicios destinados a un ámbito específico también utilizan la publicidad intrusiva o frecuente para tratar de que adoptemos las suscripciones de pago. La versión gratuita de Spotify es notable en PCs y portátiles por ser mucho más cercana a la Premium de lo que sucede en el móvil, pero los anuncios son especialmente molestos yhan generado su propia leyenda negra
En BuzzFeed dedicaron un artículo aexplicarlas “18 razones por las que los anuncios de Spotify son peores que morir de una muerte dolorosa y horripilante”, y son muchos los usuarios quese quejan del excesivo volumen de esos anuncios, una técnica televisivahabitual.
Ese tipo de prácticas han sidoclaramente criticadasporlos usuariosde este servicio, que se quejan no solodel volumende esos anuncios, sino de lo molestos que son en sí, conclips de audio aparentemente destinados a eso: a molestar.
A menudouno puede desactivar el volumendurante esos anuncios —hay hasta un ranking delos peores tipos de anuncios de Spotify—, pero puede ocurrir que para cuando nos acordemos de que teníamos el sonido en silencio se haya pasado alguna que otra canción que nos gustaba.
Otros sistemas no son tan molestos y simplemente se basan en recordarnos que nuestra suscripción gratuita está llena de limitaciones.Slack es un buen ejemplo de ello: sus opciones de comunicación son notables, pero una vez alcanzas el límite del historial, por ejemplo, no paran de recordarte que quizás deberías pasarte a la suscripción Premium de pago para poder aprovechar todo el potencial de este servicio.
Dropbox es un ejemplo ligeramente distinto: no hace falta siquiera que hayas llegado al límite de cobertura del servicio: en algunas situaciones —como la que plantea este servicio en su aplicación móvil—simplemente se despliega un banner en la parte superiorque nos recuerda que hay una versión de pago con más opciones.
Puede que estas terribles técnicas les funcionen a quienes las usan, pero desde luegono ayudan a que los usuarios las perciban de forma positiva. Estudioscomo estede 2019 revelan que “la publicidad intrusiva en la suscripción gratuita tiene un efecto negativo en la propuesta de valor de la suscripción de pago”.
Mucho nos tememos que las conclusiones de este estudio no servirán de mucho. Con el creciente enfoque de muchas empresas a un modelo de suscripción, parece evidente queganar usuarios, aunque sea molestándoles, es demasiado importante.
El fin justifica los medios. Al menos, los que utilizan estas empresas.