Javier Jiménez

Cuentan quetras la muerte de cada rey, los antiguos persas ‘celebraban’ cinco días de anarquía. La idea era que los tumultos, el desorden y las desgracias calmaran su rebeldía y los hicieran más fieles al sucesor. No estoy convencido de que fuera una costumbre real, pero sí de que esuna preocupación constanteen casi todos los ámbitos de la vida. Sobre todo, en aquellos sitios donde la muerte de un estándar se vive como algo profundamente traumático.

Hoy por hoy, si hay unrey indiscutible de la sociedad moderna, ése esel plástico. Pero se trata de un rey con poca salud y contra el que numerosos expertos, activistas, empresarios ypolíticos se han levantado en armas. En este siglo, hemos visto cómo el plástico crecía, triunfaba y se volvía un enorme problema de contaminación.

Y ahora que queremos quitárnoslo de encima,nos damos cuenta de que no podemos vivir sin él. Por eso, la guerra contra el plástico parecía meternos de cabeza en esos cinco días de anarquía de los antiguos persas: un sálvase quien pueda. Pero no: a día de hoy,hay muchas alternativas que sueñan con llegar al Trono de Plástico.

La carrera por sustituir el plástico

En realidad, todo nace de una reflexión muy razonable. Si no podemos deshacernos de todo el plástico que usamos, pero nos está haciendo mal, quizás sí podamos reemplazarlo por materiales con características parecidas, pero sin esosproblemas sanitarios, ecológicos o industriales.

Y en ello estamos. A contra reloj, además. Porque las empresas e institutos de investigación tienen bastante claro que el momento cero de las alternativas al plástico es ahora: la sociedad es sensible al problema y la política está más que abierta a buscar soluciones. En este contexto,el que llegue primero puede llevarse buena parte del pastel. Y, ojo, no faltan participantes en la carrera, tantos que en esta entrega solo repasamos algunos: los más curiosos o los que más potencial parecen capaces de desplegar.

Bioplásticos

La primera opción que nos viene a la mente es el plástico basado en plantas. Estos bioplásticos están construidos con distintas biomoléculas complejas como elalmidón de patata, el almidón de maíz, la lignina o la celulosa. Son totalmente biodegradables y, durante su vida útil, tienen cualidades muy parecidas al plástico habitual.

Hay muchos centros, empresas o asociaciones comoFull Cycle Bioplastics,Biome Bioplastics,Asobiocom,Elk Packaging,Biocane,NU GreenyVTT Technical Research Centerde Finlandia que están trabajando en biopolímeros capaces de sustituir al plástico. Y aunqueno hemos conseguido un sustituto universal(todavía) sí tenemos biosoluciones para cualquier problema y sigue habiendo proyectos esperanzadores en este sentido, como el deun bioplástico basado en maderaque se biodegrada en tres meses.

Lactoplásticos

En 1897, mientras investigaban con distintos materiales para desarrollar u material impermeable, Spitteler y Krische descubrieron que la caseína (una proteína de la leche) se volvía dura e insoluble al tratarla con formaldehído. Nacían asílos plásticos de caseínayse hicieron muy populares: rápidamente se utilizaron para fabricar pequeños objetos decorativos (botones, hebillas, mangos de paraguas, joyas, etc…) y así sustituir el marfil y el carey. Pero pronto descubrieron que se quebraba con mucha facilidad.

En los últimos tiemposhay investigadoresempeñados enrevitalizar la ideade convertir la caseína en un material biodegradable capaz de competir con la rigidez y la compresibilidad del poliestireno. Las aplicaciones son muchas, pero aún queda mucho trabajo para conseguir un material óptimo. Eso sí, si lo consiguen, sería la leche.

Otros plásticos de origen animal

Los lactoplásticos no son el único material que trata deusar biomoléculas de origen animal para generar sustitutosdel plástico. Una línea de trabajo especialmente interesante son las plumas. Sobre todo, porque las plumas de polloson un problemaen sí mismas. Solo en Estados Unidos se generan más de 1.300 millones de kilos de plumas de pollo y no sabemos qué hacer con ellas. Durante un tiempo se usaron como comida para animales, pero hace años que dejó de hacerse para prevenir problemas sanitarios.

No obstante, las plumas tienen una cosa muy interesante: queratina. La queratina está en el pelo, las uñas, los cuernos o las pezuñas animales. La idea parece evidente: si conseguimosencontrar métodos industriales para extraer y procesar toda esa queratinapodríamos generar materiales muy interesantes.Hay varios centros de investigación intentándolo, pero aún no se ha logrado un sustituto candidato.

Cultivar envases

Los hongos son realmente útiles para muchas cosas. Hemos hablado su potencial dealimentar a los astronautas en el espacio exterior, pero también podrían servir para hallar un sustituto del plástico.Ecovativelleva yauna décadacentrada en usar el micelio (red de hifas que forman la parte vegetativa de los hongos) paraconvertir los residuos de la cosecha en materiales que con propiedades similaresa la espuma de poliestireno en tan solo unos días. Aunque llevamos unos años sin noticias esperanzadoras y además los hongos sacan pecho en resultar útiles de otro modo:comiéndose los plásticos.

Plásticos biodegradables

Otra vía muy interesante (y la última que vamos a comentar) sigue justo el camino contrario: no tratan de hacer los biopolímeros más resistentes,tratan de hacer los plásticos biodegradables(o, si queremos ser más precisos, bioerosionables). Por un lado, se han ido desarrollando algunos tipos de plásticos con estas características comolos PHA(polihidroxialcanoatos) o la PCL (policaprolactona). Es cierto que, por ejemplo, la PCL no está hecha de recursos renovables, pero se degrada tras seis semanas de compostaje. No está mal.

Por el otro lado, se está desarrollando una línea de investigación importante paradesarrollar “aditivos prodegradantes” que se incorporen a los plásticosnormales y permitan degradarlos en tiempos récord. Hay tecnologías comerciales como elTDPAo losMasterBatch Pelletsque demuestran que es un campo muy fértil.

Eso sí, no es plástico todo lo que reluce. Sí, son exactamente iguales que los plásticos que usamos y precisamente por eso son plásticos difíciles de controlar. Cuando no se reciclan bien, elriesgo de que los aditivos prodegradantes acaben filtrándoseen el sistema de aguas y erosionen tuberías, bombas y otros dispositivos plásticos es alto.

Imagen | Jumpstory,Freepik