¿El secreto para ser un buen inversor? Morirte

Andrés P. Mohorte

El mercado de valores vive tiempos de agitación.Democratizado el accesoa la bolsa, miles y miles de inversores aficionados han comenzado a participar en el gran casino regulado que es el capitalismo. Esto, ya lo vimos a principios de año, ha tenido un impacto mixto en la estabilidad del sistema. Si algo nos enseñóelaffaireRobinhoody GameStop, además de que el juego está trucado, es que hay un buen puñado de jóvenes hambrientos. De inversiones fugaces, espectaculares y muy rentables a corto plazo.

Exactamente la receta opuesta para el enriquecimiento.

A la tumba. ¿Qué se necesita para ser un buen inversor? La pregunta ocupa la mente de millones de personas sin acceso a crédito o ante la perspectiva de un largo y tedioso camino hacia la jubilación. La respuesta no es tantostonkscomo morirse. Un estudioya clásicode Fidelity, una de las principales empresas financieras de Estados Unidos, analizó el rendimiento de multitud de carteras entre 2003 y 2013. ¿Cuáles resultaron más rentables? Aquellas en manos de inversores muertos o de personas que, sencillamente, se habían olvidado de ellas.

La clave. La desarrolla esteinteresante artículo(en inglés) deThe Conservative Income Investor(que bien podría ser la definición de “publicación de nicho”). Al estar muertos, los inversores no cayeron presa de los habituales pánicos que impulsan los movimientos cíclicos en bolsa. Cuando las cosas iban mal o se adivinaba un periodo de caídas, aguantaron. No vendieron. No podían hacerlo desde la tumba. A largo plazo el mercado se estabilizó y siguió su ritmo ascendente (siempre ascendente). Como resultado se convirtieron en inversores muy sabios:

En resumen: pierdes dinero cuando, comprando y esperando, sin hacer nada, ganarías tres puntos porcentuales más al año. Que es lo que hace el S&P 500.

Típico. Es una recomendación bastante habitual en algunos círculos financieros. No vendas, no caigas presa del pánico, aguanta. Lo contaba nuestro compañero Alejandro Nietoen este otro artículo: “Salirse cuando parece que la cosa va mal puede hacer perdernos las sesiones clave que nos den rentabilidad. De hecho es bastante habitual que después de jornadas malas vengan buenas. Así que en momentos de pánico y euforia hay que hacer lo mismo: seguir la política de invertir cuando se tenga capital disponible y olvidarnos de ello”.

Los datos. La evidencia respalda estas ideas.Es bastante habitualque a malas sesiones les sigan otras muchas buenas (y generalmente menos mediáticas). Y a largo plazo casi todo tiende a subir. Entre 1900 y 2019 las bolsas mundiales produjeron rentabilidades anuales deentre el 4% y el 6%, descontando la inflación. En el camino nos hemos topado con recesiones mundiales que han puesto al capitalismo a los pies de los caballos (1929 y 2008) y crisis muy duras pero más puntuales (1973, por ejemplo). En bolsa, las nubes negras tienden a desaparecer.

Pero es tentador. Ganar dinero en bolsa, evidentemente, no es tan sencillo como comprar y esperar (lo explicamos con algo más de detalleaquí). Y nuestro propio cerebro tiende a incentivarnos al cortoplacismo. La evidencia académica al respectoes amplia: cuando la bolsa cae el pánico se apodera de la mayoría de inversores (Bitcoin tienecierta experienciaen ello, aunque a la larga siempre haya terminado subiendo), en muchas ocasiones al margen de los cimientos económicos o financiero de la empresa en la que hayamos invertido (otro caso:BHP).

Con todo, la evidencia en torno a los beneficios de una “cartera perezosa” es amplia.Fondos indexadosque se limitan a invertir tu dinero en valores seguros y estables (como los protagonistas del Ibex 35, por poner un ejemplo) suelen ser una buena idea. Inviertes, te olvidas y al cabo de cierto tiempo recoges las ganancias. Muchos de elloscobran pocoal usuario. Lo que es lo mismo queprometer poco, por lo que no tienen incentivos para probar suerte con inversiones más arriesgadas.

Estabilidad. Resumiéndolo mucho, la clave sería la estabilidad.Otros trabajos han ilustrado cómo mover mucho el dinero, es decir, invertir muy a menudo en diferentes valores, tiende a ofrecer peores rentabilidades. Es una cuestión muy vieja. En 1990, Terrance Odean publicóun análisis ya clásicosobre la materia donde descubrió que las carteras de las mujeres inversoras rendían un punto porcentual mejor al año que las de los hombres. El motivo no era otro que su conservadurismo,con un 45% menosde movimientos. Apostaban más a la estabilidad.

Y nada hay más estable que la muerte.

Imagen:Jamie Street

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