En Alemania el negro nunca pasa de moda: una nueva planta térmica suma 1,1GW más de carbón al gran ‘fracaso verde’ germano
Javier Jiménez
Mientras Alemania se prepara oficialmente para acabar con el carbón en 2038, cerca de Datteln (al norte de Dortmund)la eléctrica alemanaUniper acaba de conectar a la red a Datteln-4, una nueva central térmica de carbón con 1,1GW de potencia instalada. Durante años, Alemania ha sido a la vezel principal adalid europeo de la transición energética hacia fuentes más limpias y uno de los mayores emisores de dióxido de carbono del continente. Datteln-4 es un ejemplo excepcional de ello.
Y es que, aunque no es una sorpresa (en enerola polémica sobre la puesta en marcha de la planta llegó a ser muy intensa), la apertura de una nueva planta que no se sabe muy bien cómo se va a amortizar en la veintena escasa de años que le quedan por delanteha traído de cabeza al fuerte movimiento ecologista alemány ha supuestoun misil en la línea de flotación de la credibilidad de los programas de descarbonizaciónqueestá poniendo en marcha el Gobierno. Hoy por hoy,un tercio de la generación eléctrica alemana sigue produciéndose en las térmicas de carbón.
¿Qué hace una planta como tú en un país como este?
Es cierto que cuando se empezó a construir Datteln-4, en 2007, aún no había planes de descarbonización tan ambiciosos como los actuales. Sin embargo, los cambios de los últimos años no han frenado el proyecto. Al contrario.Frente a las demandas y manifestaciones contra la planta, Uniperha sostenidoque, por su novedad, la instalación es mucho más eficiente y respetuosa con el medio ambiente. Además ha explicado que sus planes conllevanel cierre de las cinco plantas de carbón que tienen en el país con una capacidad tres veces superior a la de la nueva centralque las sustituirá.
Visto así, no debería de haber demasiada polémica. Lo que ocurre es quela posición alemana con respecto a la transición energética no ha dejado de ser equívoca ni un solo momento en las últimas décadas. Desde que en 2002 el gobierno rojiverde de Gerhard Schröder pusiera en marcha las primeras piezas de laEnergiewende(‘Transición energética’ en alemán), la política energética alemana se ha ido construyendo con decisiones poco planificadas (comoel gran apagón nuclear tras Fukushimaoel abandono de los proyectos de las autovías energéticas) que han dejado al país en un callejón sin salida.
En ese contexto, se entienden bien las suspicacias de activistas, perotambién de muchosanalistas. Hoy por hoy, con el fin de la era Merkel,nadie sabe qué puede pasar en los próximos añosy por qué camino apostaráuna CDU muy reforzada tras la gestión de la pandemiade coronavirus. Datteln-4 puede acabar por convertirse en otro elemento quesiga facilitando la indulgencia europeaal carbón del centro y el este de Europa.
No obstante, no hay que perder de vista el marco general:en 2019,el 74% de toda la nueva potencia instalada en el mundo fue renovable. Pese a las noticias de Alemania oChina, en Europa,países como Austria o Suecia han anunciado que el cierre de las últimas térmicas será años antes de lo esperadoyesto parece estar siendo la tónica habitual en todo el mundo. Sin embargo,el camino hasta la muerte del carbón está siendo mucho más complejo de lo que podríamos haber pensado.