Pablo Rodríguez
Cuando los primeros coches compartidos llegaron a las calles de Madrid pocos sabían qué era aquello delcarsharing. Los habitantes de la capital mirábamos esos vehículos de colores vivos y grandes rótuloscon el nombre de compañías de las que no habíamos oído hablar nuncay los imaginábamos parte alguna campaña publicitaria disruptiva, de esas que convierten la Plaza del Callao en un campo de refugiados o dejan un polo de mármol de dos metros y medios en Alonso Martínez.
Elcarsharingera algo tan nuevo que su principal reto en los últimos años ha sidodarse a conocer y ganar la confianza de los madrileñoscomo alternativa para sus desplazamientos urbanos. Y cuando parecía que se acercaban a ese objetivo, según diversos estudios que señalaban el crecimiento del sector, la pandemia de COVID-19 los ha hecho retroceder varias casillas y los ha obligado a tomar medidas de excepción.
Zity es una de las cuatro compañías decarsharingque operan en Madrid. Con el inicio del estado de alarma, el 14 de marzo, detuvo su actividad y no la retomó hasta el 20 de mayo. Dos meses de parón en los que, además de acogerse a un ERTE para asegurar su viabilidad, ha tenido que repensar cómo recuperar a unos usuarios para los que el dinero o las cualidades del servicio ya no importan tanto comola salud y las mayores posibilidades de contagio al compartir vehículos con desconocidos.
Cuestionado acerca de cómo se plantean recuperar la confianza de sus clientes, Javier Mateos, CEO de Zity, ha señalado a Xataka que han abordado varias transformaciones para ello: “Hemos establecidoprotocolos internos para reforzar la higienización de la flota, hemos solicitado una certificación por parte de AENOR (Asociación Española de Normalización y Certificación) para que una entidad externa asegure que estamos poniendo en marcha correctamente las medidas de higiene y, además, hemos hecho cambios en el servicio para cubrir toda la zona de la M-40, facilitar el alquiler de larga duración y reducir las tarifas”.
Entre las medidas de higiene destaca la creación depatrullas itinerantes de limpiezaque, gracias a la monitorización de los vehículos, escanea sus usos y determina cuáles necesitan una higienización en función del número de veces que haya sido utilizado. Según Mateos, todos los coches que prestan servicio son desinfectados al menos una vez al día.
Pero ¿cómo se aseguran de que cada vehículo se limpia al menos una vez al día? “Al tener toda la información de la flota en tiempo real, activamos y desactivamos cada uno de los vehículos en función del uso que esté teniendo.El criterio máximo para cada limpieza es el tiempo que pasa entre higienización e higienización. Además, hemos reforzado los protocolos de limpieza para cuando pasan por la base de carga, que suele suceder cada dos días”, señala.
Más allá de eso, el CEO de Zity apela a laresponsabilidad de los propios usuarios, para que cumplan con la obligación de usar mascarilla en estos vehículos y sigan las recomendaciones higiénicas dictadas por las autoridades, para que “el usuario sea primera barrera de defensa contra cualquier tipo de infección”.
Incremento del transporte privado
Las previsiones de varios informes sobre el uso del transporte público y compartido después de la pandemia no son nada halagüeñas para este sector. Unestudio internacionalde la consultora tecnológica Capgemini señala quemás del 60% de los españoles encuestados opinaba que el uso del coche propio reducía las posibilidades de contagio, más de un 40% afirmaba que ahora usaría más su automóvil y un 36% aseguraba que está pensando en comprar un automóvil tras la emergencia sanitaria.
En Madrid, los datos del Consorcio Regional de Transportes registraron unacaída de más del 70% en el uso del transporte público durante el mes de mayocon respecto a las cifras del año anterior. Y, aunque conforme se avance en la nueva normalidad se prevé que esas cifras aumenten, no parece que se vaya a alcanzar un volumen de tráfico similar al que había antes de la pandemia a corto plazo.
Desde Zity, sin embargo, aseguran quelas cifras de uso de sus vehículos desde que retomaron su actividad a finales de mayo son mejores de las que esperabany creen que, si no hay rebrotes ni nuevos confinamientos, podrán alcanzar números previos a la pandemia durante el próximo otoño.
“Hicimos unas previsiones conservadoras por las que estimamos que a lo largo del verano podríamos retomar una tasa de uso del 50% con respecto a lo que se venía usando Zity antes de la pandemia. Pero, a 40 días del relanzamiento,estamos en tasas cercanas al 70%, y en picos de actividad rondamos el 80-90%”, señala Mateos.
Para el CEO de Zity, esto se debe, por una parte, a las medidas que han adoptado, pero tambiénseñala que elcarsharingno es lo mismo que el transporte público, pues aunque sus coches sean utilizados por varios usuarios, en comparación muchas menos personas pasan por sus vehículos y no hay aglomeraciones.
“Somos conscientes de queparte de nuestros usuarios vienen de tener una necesidad de desplazarse que antes cubrían con transporte públicoy que ahora, con las restricciones actuales, no pueden usar. Y también hay usuarios que tienen miedo de meterse en un metro o un autobús y contagiarse. Del mismo modo, también somos conscientes de que parte de la demanda delcarsharingha migrado a vehículos privados”, explica.
Riesgos de rebrotes y viabilidad
Tras unos meses difíciles, y de acuerdo con la información facilitada por la empresa,Zity parece estar recuperándose del impacto de la pandemia. Sin embargo, el riesgo de nuevos rebrotes existe y nadie puede asegurar que en el futuro los españoles no nos tengamos que recluir de nuevo.
“Esa es la gran duda en el horizonte. Ya hemos despejado la de cómo percibe el usuario elcarsharingen esta situación, pero no sabemos si habrá un rebrote en otoño. Para prevenir esa posibilidad, hemos establecido los protocolos de seguridad ya mencionados yestamos trabajando en obtener dispositivos de higienización automática para los vehículos, que esperamos tener instalados en septiembre u octubre”, explica el CEO de Zity.
Pero, más allá de la adecuación del servicio, cabe preguntarse si Zity, tras el parón y la reducción de su demanda,podría afrontar económicamente una nueva cuarentenao si, por el contrario, un nuevo confinamiento pondría en peligro su viabilidad. ¿Está en peligro el futuro de la compañía decarsharing?
“Ferrovial y Renault (propietarias de Zity) no se meten en este charco desde hace tres años si no es para hacerlo a largo plazo, porque además queremos extender el servicio por hasta diez ciudades de toda Europa en los próximos años. En París ya hemos empezado.Vamos a seguir seguro, porque los pasos que hemos dado refrendan la viabilidad del negocio”, segura Mateos.
Zity lleva tres años, desde su nacimiento en 2017, en números rojos. La compañía tenía previsto alcanzar la rentabilidad durante este curso, pero la pandemia ha hecho que ese objetivo se haya retrasado a 2021.
“A medida que ganamos escala, se desarrollan vehículos que consumen menos y nos permiten ser más eficientes y más usuarios conocen elcarsharing,la rentabilidad está más cerca. Ferrovial y Renault lo tienen claro”, señala el CEO de Zity.
El Ayuntamiento de Madrid confía en el ‘carsharing’
El Ayuntamiento de Madrid, por su parte, ha mostrado su confianza públicamente en la vuelta a la actividad delcarsharingde forma segura. Su delegado de Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, se reunió con representantes de las cuatro compañías que operan en la capital – Share Now, Wible y Emov, además de Zity- a finales de mayo para trasladarlesel apoyo del consistorio y anunciarles la apertura de la primera zona de aparcamiento exclusivo para transporte compartidode la ciudad en el entorno de IFEMA.
El Ayuntamiento de Madrid también informó entonces de que abrirá nuevos aparcamientos paracarsharingen otros puntos de la ciudad, incluida la almendra central, porque esta opción de movilidad “es un medio de transporte limpio, seguro y accesible para todo el mundo”. Asimismo, desde el consistorio madrileño han asegurado a Xataka que “apoyan esta tecnología eléctrica con incentivos fiscales”.