Estrellas caníbales: un estudio revela cómo parte de los soles de nuestro universo “se comen” a uno o varios de sus planetas
Javier Pastor
¿Estrellas que se comen a los planetas que los orbitan? Así es. Un estudio publicadoen Nature Astronomyrevela como los sistemas binarios con dos estrellas similares a nuestro Solacaban tragándose a uno o varios de sus planetas.
El estudio revela que hay una probabilidad deentre el 20 y el 35% de que este tipo de sistemas se hayan comido a alguno de sus planetas, un descubrimiento que es relevante a la hora de tratar de encontrar sistemas y planetas habitables en el futuro.
Soles glotones
Hace décadas que se sabe queen ciertas ocasiones las estrellas engullen a su progenie: mientras que los planetas rocosos son ricos en elementos pesados como hierro, silicio o titanio, las estrellas están compuestas en su mayoría de materiales ligeros como hidrógeno, helio, oxígeno y carbono.
Cuando un planeta es “ingerido” por una estrella,sus elementos pesados acaban difuminados por las capas externas de la estrella, haciendo que la luz que emiten sea ligeramente distinta y pueda detectarse si esa estrella efectivamente ha ingerido uno o varios planetas.
Eso es lo que precisamente han descubierto un grupo de astrofísicos quehan observado 107 sistemas binariosformados por dos estrellas similares a nuestro Sol.
Teóricamente en esos sistemas ambas estrellas deberían ser básicamente “gemelas”, pero al estudiarlasdescubrieron cómo en 33 de esas parejas una de las estrellas contenía niveles elevados de hierroen comparación con la otra, algo que potencia la hipótesis de que en esos sitemas esas estrellas se han comido a uno o varios de los planetas que las orbitaban.
En el estudio se indica cómo la probabilidad de que eso ocurra en estrellas similares a nuestro Soles de entre un 20 y un 35%, aunque parece improbable que eso haya ocurrido en el Sol, que apenas contiene elementos pesados.
El descubrimiento es notable ya que podría ayudar a los astrónomos adescartar sistemas estelaresque debido a este fenómeno tengan pocas opciones de tener en su órbita planetas similares a la Tierra en los que pueda existir la vida.
Vía |ScienceMag