Francia redobla la presión contra el islamismo radical: en qué consisten las leyes laicas de Macron

Esther Miguel Trula

El francés es un pueblo que siempre estará contra el separatismo. Así justifica Emmanuel Macron uno de sus últimos planes políticos: “separatismo” no tiene aquí las mismas connotaciones que en Reino Unido o España, sino que se refiere a la lucha contra ese “islamismo radical” que estaría buscando la expansión de un funcionamiento paralelo del estado galo, al estilo de la sharía, y que estaría emponzoñando a nivel cultural al conjunto de la sociedad.

Un plan en pos de la laicidad:lo anunciado por el Presidente esta semana son una nueva batería de medidas legales confeccionadas casi explícitamente contra el islam (más sobre esto más adelante) y que se presentarán enun proyecto de ley a finales de año.

El país lleva años dándole vueltas ala ley de 1905que establece la laicidad como principio de la República y a la que, desde que el culto musulmán entró a ser uno de los mayoritarios y más influyentes del país, se ha buscado la manera de retorcerla para provocar una represión de su avance, lo que lleva a continuas reyertas dialécticas con los religiosos. Por ejemplo, esta ley establece la neutralidad del Estado ante las distintas religiones, de ahí que la famosa“ley burka”no se refiera al pañuelo como tal sino a una “ley contra el disimulo del rostro en el espacio público”.

Entre esas nuevas medidas nos encontramos algunas como:

Una de cal y otra de arena:todas estas medidas se ven de tres formas. La primera, como la búsqueda de soluciones contra la progresiva pérdida de valores republicanos en ciertas comunidades, especialmente a las afueras de las grandes ciudades. La segunda, comoun cálculo político de Macron, una apelación del candidato de centro al votante de la derecha.

La tercera, como un posible abuso contra los musulmanes (las voces en contrano han tardado en oírse), y de ahí que el representante público haya introducido al mismo tiempo algunas ayudas, como son los 10 millones de euros para la Fundación del Islam en Francia, y una idea de fondo de estudiar y perseguir las injustas discriminaciones que sufren los musulmanes en el país por parte de los cristianos y los laicos y que también son fuente de radicalizaciones.

No es sólo contra el islam, pero lo parece:en apenasun párrafo de los 17 folioscompartidos a prensa sobre las nuevas normas de laicidad se ha encontrado una referencia al combate contra “ciertas religiones evangélicas que tienen voluntad de sustraerse del funcionamiento de la República”, mientras que todo lo demás hace referencia al islamismo. El argumento de parte de la izquierda y del entorno musulmán dice que, si de verdad se tratase de una lucha contra la radicalización religiosa y no contra los musulmanes se prestaría más atención al auge de los movimientos extremistas cristianos.

El conflicto en cifras:Francia tiene desde 2018 localizadosal menos 15 barrios con problemas gravesde radicalización, a los que se tilda de “ecosistemas paralelos” donde la población autóctona puede pedir la segregación de género en las piscinas o elegir a unos sobre otros para las plazas de guarderías o empleos. En este tiempo la policía ha aumentado su presencia en estos distritos, ha cerrado centenares de locales que radicalizaban a los jóvenes e incluso centros de acogida de menores fuera de los ojos del Estado. Existen zonas “no-go” donde los residentes no-musulmanesse está adaptando de forma involuntariaa los usos islámicos, aunquetambién circulan muchos mitossobre la realidad de estos barrios.

En enero la policía francesa habría detectado aentre 40.000 y 60.000 musulmanes salafistasde los que de 12.000 a 15.000 serían “particularmente virulentos”. El porcentaje de musulmanes dentro de Francia son casi 9 millones y es ya el primer país “musulmán” de Europa.