¿Hacia el fin del traje? El 75% de los trabajadores prefiere otra etiqueta. Las empresas aún no

Irene Sierra

Una de las partes positivas del auge de las empresas tecnológicas y las start-ups es la irrupción de un nuevo código de vestimenta más informal que el predominante en los 80 y 90. Un75% de los trabajadoresprefiere poder elegir con libertadel tipo de ropaque lleva al trabajo y un 44% coincide en que la alternativa para sustituir al traje es el combo formado por polo, chinos y zapatillas.

Más libertad.Unestudioelaborado por una marca de pantalones y la consultora We Are Tester ilustra un cambio de tendencia en los códigos de vestimenta: al 75% de lostrabajadores les gustaría tener libertadpara elegir la ropa que llevan al trabajo y aquellas empresas que les ofrecen esta posibilidad son vistas como más atractivas. A pesar de que varía en función del tipo de empresa y los distintos países, todavía seis de cada diez empresas europeas mantienen un código de vestimenta formal.

Igualmente, un 17% de los profesionales continúan a favor del traje.

Equilibrio.Una de las razones que llevan a un porcentaje de los trabajadores a desterrar el traje de sus armarios es la conciliación con la vida personal. Para hacernos una idea, un 59% de los trabajadores de más de 55 años reconoce no sentirse cómodo llevando traje al salir del trabajo, a un 23% le da igual y al 17% restante sí le gusta. En ese aspecto, los empleados de 24 a 40 años se muestran más neutrales: un 45% no se siente cómodo de traje, a un 40% no le importa y a un 14% le gusta.

¿Qué dicen las empresas?La reticencia de abandonar la etiqueta formal depende especialmente del país y del tamaño de la empresa. Mientras un 45% de las empresas de más de 500 trabajadores imponen el traje como código de vestimenta diario, solo un 27% de las pymes lo exige. Del mismo modo, según el mismo estudio, Francia se posiciona como el país más relajado en este aspecto con un 55,7% de compañías sin código de vestimenta y Turquía como el menos con un 28%.

Más debates.En 2015, un educador de un centro penitenciario de Jaén fuesancionado a un mes de empleo y sueldopor acudir a su puesto de trabajo en pantalón corto un día de verano. Del mismo modo, este verano un taxista de Vigodecidió ir a trabajar en faldacomo respuesta a una normativa que le prohibía ir en pantalón corto. A pesar de que una parte del colectivo se muestra a favor de la comodidad veraniega, medios como Vogue USA o Bussines Insider se refieren a las bermudas como"la única línea roja que no se debe romper"o como"una prenda infantilizante para el hombre".

El caso de Japón.En la misma línea del problema, las trabajadoras japonesas están obligadas por ley allevar zapatos de tacón al trabajo. Esta regresión en su código de vestimenta ha derivado en el nacimiento del movimiento #kutoo, una campaña en redes que pretende hacer ver al gobierno nipón el componente discriminatorio de una política que les exige solo a ellas elevarse entre cinco y siete centímetros del suelo.

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