Hemos enviado un drone al centro del huracán más violento del planeta. Esto es lo que ha grabado

Andrés P. Mohorte

Pese a su recurrente impacto en las comunidades humanas de América del Norte, sabemos poco sobrelos huracanes. O mejor dicho: menos de lo que nos gustaría. Esta última expresión se puede aplicar a todas las parcelas del conocimiento empírico. De ahí que investigadores de toda condición sigan avanzando en sus campos de estudios, llevando la ciencia y la tecnología a puntos y lugares aún vírgenes para el ser humano.

Y sí, eso también incluye a los huracanes.

Tenemos un ejemplo reciente en el proyecto conjunto de NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration), la agencia estadounidense encargada de monitorizar los cielos y los océanos, ySailboat, una start-up dedicada a la construcción de barcos pilotados en remoto y con ciertas capacidades autónomas. Juntos han enviadoa una pequeña embarcación, el Explorer SD1045, al último sitio donde un humano desearía estar ahora mismo: el huracán más potente sobre la faz de la Tierra.

La tormenta en cuestión respondeal nombre de Samy está causando estragos allá por donde pasa merced a vientos superiores a los 233 kilómetros por hora. Por fortuna, Sam aún no ha tocado tierra firme. Su tránsito se produce en mitaddel Atlántico norte, un sitio carente de toda vida humana. Pero su naturaleza extrema es útil para los científicos. Si pudiéramos acceder a su epicentro para estudiar su naturaleza y entender mejor las dinámicas atmosféricas que impulsan a los huracanes hacia uno u otro lugar, estaríamos mejor preparados para defendernos de sus consecuencias,razonaron desde NOAA.

Hasta hace muy poco esta idea era una quimera. Cualquier persona que se adentrara allí difícilmente saldría con vida. El drone de Saildrone, sin embargo, puede introducirse allí, recoger toda suerte de datos y parámetros y grabar la impresionante violencia que genera una tormenta de ese calibre allá por donde pasa. Todos los vídeos recopilados por el barcose pueden ver aquí.Y son bastante impresionantes.

La embarcación sortea rachas de viento salvajes y olas de hasta15 metros de altura. El vaivén de las aguas es tan intenso y extremo que durante la mayor parte del tiempo perdemos todo sentido de la perspectiva y del espacio. El horizonte se oculta y desdibuja por culpa de las gigantescas olas, incidiendo en la sensación de vértigo y mareo. No cuesta imaginar el sino de una tripulación humana en tal escenario, literalmenteel centro del huracán, el lugar metafórico (y ahora literal) al que nadie quiere ir.

En su turbulento trayecto, el Explorer SD1045 podrá recopilar información sobre los cambios en la intensidad de las tormentas, el transporte del vapor de agua y otros elementos aún no completamente conocidos por los investigadores´. Hasta hora, la clase de información que el barco-drone está recopilando sólo llegaba a sus manos mediante boyas colocadas en medio del océano. Si la tormenta, con suerte, pasaba por allí, podíamos extraer información. Si no, no. La puesta en marcha de embarcaciones en remoto facilitará nuestra comprensión de los huracanes.

Y es algo importante de cara al futuro.Sabemosque el cambio climático está acelerando losfenómenos extremos, entre elloslas tormentas oceánicasy los huracanes. Tormentas tropicales de riesgo medio son capaces de transformarse en huracanes de categoría 4 en apenas 24 o 36 horas. Esto era algo que antaño era más infrecuente, pero que ahora amenaza con mayor intensidad a las regiones costeras.

Conviene recordar que 2020fue la temporadade huracanes más intensa jamás registrada, agotando el listado de nombres disponibles para su bautizo.La mayor partede la evidencia recopilada durante los últimos años apunta en la misma dirección: las tormentas del Atlántico Nortehan incrementadosu violencia y capacidad destructiva durante las últimas tres décadas, con un repunte claro (tres veces más) entre los huracanes de vientos superiores a los 250 kilómetros por hora. Vamos a necesitar más barcos-drone en el futuro. O ya mismo.