Japón está desplegando un ejército de lobos-robot para ahuyentar a osos y otros animales salvajes

Andrés P. Mohorte

El ser humano lleva décadas abandonando el medio rural para adentrarse en núcleos urbanos cada vezmás extensos. Esto ha provocado que la naturaleza, haciendo bueno el cliché, recupere lo que es suyo. Un ejemplo lo ofrece el lobo, de regreso a sus hábitats tradicionales en Europa tras siglos combatido hasta el borde de la extinción. Similares palabras se pueden escribir sobre el oso. Esto ha generado un conflicto con los humanos que aún residen en las comunidades rurales o semi-urbanas.

¿Cómo arreglarlo? En Japón, evidentemente, con robots.

Un ejército. Durante los últimos cuatro años, una firma radicada en Naie, en Hokkaido, la segunda isla del archipiélago, ha fabricado y entregadohasta sesentalobos-robot (a los que podríamos llamarlobots) en distintas ciudades y prefecturas del Japón profundo. Su misión es simple: ahuyentar a cualquier oso, ciervo o jabalí que se adentre en el interior de barrios residenciales a las afueras de pueblos y ciudades.

Negocio. La empresa en cuestión, Ohta, nació hace másde un lustrofruto de las obsesiones personales de su fundador. Pero pronto entrevió una oportunidad de negocio: eldeclive demográficodel Japón interior estaba disparando los avistamientos de osos y otros animales en entornos aún urbanos. Aquellas comunidades se encontraban muy envejecidas, y la solución tradicional de los municipios, contratar a cazadores, resultaba ya limitada. Nada que no pudiera solucionar un robot.

Aspecto. Desde su lanzamiento en 2016 loslobotshan sufrido pequeñas modificaciones. Hablamos de aparatos de unos 120 centímetros de largo y otros 90 centímetros de alto, recubiertos por un pelaje verosímil y adornados con dos ojos que se iluminan ferozmente cuando avista unapresa. Cuenta con una caja de sonidos entre los quese incluyengruñidos y ladridos.Originalmenteeran estáticos, pero Ohta introdujo poco a poco un mecanismo móvil que les permite perseguir a los animales.

Son bastante terroríficos.

Funcionalidad. Loslobotsdisfrutaron de unéxito inicialentre los agricultores japoneses preocupados por la creciente presencia de ciervos o jabalíes. Más tarde llegaron a las ciudades. Naia, su localidad de origen, adquirió su última versión el mes pasado. Más grande, más peludoy encaramadoa un poste para mayor efecto dramático. Su caso ofrece pistas sobre la magnitud del fenómeno: sólo desde mayo acumula diez avistamientos de osos, cuando antes había uno al año.

Volúmenes. A unos 3.000€, loslobotsse han convertido en un hito del Japón rural. Sin humanos que dominen los montes y los bosques los osos, el principal problema, se han multiplicado. Sólo entre abril y septiembre de este año se notificaronmás de 13.000encuentros de humanos con osos, la cifra más alta en los últimos cinco años. Son más comunes en verano, cuando muchos se acercan a las ciudades en busca de comida.

No es un fenómeno exclusivo de Japón. España ya seha acostumbradoa la presencia de jabalíes en sitios tan poco exóticos como el cinturón urbano de Madrid. La comunidad central registra ya más de 40.000. En la Comunidad Valenciana su número ha crecido un 112%. Y en Estados Unidos, por ilustrar lo universal de la tendencia, el 86% de los condados ha notificado algún tipo de “invasión” durante el último cuarto de siglo.

Los otros. Similares relatos se pueden esbozardel osoy del lobo, dos depredadores confinados a las profundidades de las montañas durante siglos que hoy se están expandiendo por el corazón de Europa y de España. En sitioscomo Romao Países Bajos, donde hacía siglos que no aparecían nuevas camadas, sehan registradonuevos nacimientos durante los últimos años. Es un efecto paraleloal renacimientode los bosques en el continente. Y todo ello se explica por nuestros patrones demográficos.

Particularidad. Asunto, como sabemos, de especial trascendencia para Japón. Su población afrontaun declivedel 50% en el próximo siglo, una tendencia acentuada por eléxodo masivode millones de japoneses hacia Tokio. Tampoco es la primera vez que Japón aplica la misma solución (robots, tecnología): desde hace unos años cuenta conun trenque ladra para evitar que se acerquen ciervos y los atropelle.

Imagen:@coccochan0213

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