La financiación de la vacuna ha sido en parte pública. La cuestión es si sus beneficios también lo serán
Andrés P. Mohorte
Cuando Pfizeranuncióque había desarrollado una vacuna efectiva contra el coronavirus sus acciones se dispararonun 15%. Aquel mismo día su CEO, Albert Bourla, se desprendía del 62% de sus acciones a cambio de $5,6 millones. Algo similar sucedió tras el anuncio de Moderna. Sus acciones se han revalorizado un 50% desdeque desvelaralos resultados de su vacuna. Su triunfo es coral, dado que se beneficiará a países enteros, pero también privado, porque será rentable.
¿Pero debería ser así?
Quién financia. La pregunta está mal formulada. La cuestión crucial no son tanto los beneficios como los costes. ¿Quién ha financiado realmente el desarrollo de cada una de las vacunas, algunas de ellas listas en apenasdiez meses?Este reportajede la BBC ofrece algunos datos interesantes, todos ellos recopilados porAirfinity. La mayoría de los proyectos, incluidos el de Pfizer o Moderna, han dependido parcial o enteramente del dinero público. Sin los estados, su camino hasta la vacuna habría sido más complejo.
Las cifras. Pensemos en Moderna, por ejemplo. La farmacéutica estadounidenseha recibidoalrededor de $2.500 millones de dólares provenientes de distintos departamentos gubernamentales. En agosto, cuando la vacuna sólo era una vana esperanza, fuentes de la compañíaexplicabana Axios que el “100% de la financiación era federal”. Es decir, pública. Desde entonces el presupuesto se ha completado con donaciones privadas (Dolly Parton, Vanderbilt), si bien marginales.
La mayoríadel dinero proviene de las arcas públicas.
¿Y Pfizer?Un caso más complejo. En noviembre, cuando la compañía anunció su vacuna, tanto Mike Pence, vicepresidente saliente de Estados Unidos, como Ivanka Trump, hija del aún presidente,presumieronde una alianza “público-privada” en su desarrollo. Ambos se referían a la operaciónWarp Speed, un programa federal de ayuda a la producción y distribución de la vacuna. Pfizer negó la mayor.
“Jamás hemos recibido dinero del gobierno”,explicaríauno de sus vicepresidentes a los pocos días. Otros pesos pesados de la farmacéuticaexplicaríanlo mismo: “No hemos aceptado dinero público porque queríamos movernos tan rápido como fuera posible”. En septiembre, antes del anuncio, Bourlaexpresóuna idea similar: “Cuando recibes dinero de alguien siempre hay ataduras. Quieren saber cómo estás progresando, qué vas a hacer. Quieren información. Y yo no quería nada de eso”.
Media verdad. No es del todo cierto.Según Airfinity, una porción minoritaria de los $3.000 millones invertidos por Pfizer en la vacuna provenían de organismos públicos. Sucede que no de los estadounidenses. BioNTech, su socio biotecnológico clave en el hallazgo, sí ha recibido subsidios. Concretamente de Alemania, cuyo ejecutivole concedió$400 millones en septiembre para acelerar la vacuna, en tornoal 50%del dinero dedicado por el país a hallar una fórmula efectiva.
Las compras. Más allá de las subvenciones, hay otro factor determinante: las compras. Estados Unidos puede no haber invertido nada en Pfizer durante los últimos meses, pero sí ha comprometido alrededorde $2.000 millonespor las primeras 100 millones de dosis. Más allá de su efectividad. Las sucesivasaprobacionesde otras regiones, como Reino Unido o la Unión Europea, también están vinculadas a programas de compras masivas. Sólo España espera recibir20 millonesde dosis para enero.
Como seexplica aquí, Pfizer puede o no puede haber recibido “subsidios” directos, pero juega con las cartas marcadas. Su inversión está 100% asegurada antes incluso de conocer su efectividad. A los programas de compras podemos sumar inclusofinanciacionesde deudas privadas, como ha sucedido con la UE y BioNTech (€100 millones).
El reparto. La autoría de la vacuna es, como vemos, una cuestión compleja. De ahí que el debate sobre su “rentabilidad” esté sobre la mesa. Por ejemplo, ¿cuánto deberían cobrar las farmacéuticas a los estados?AstraZeneca, cuyas vacunas están financiadas en su parcialmente por dinero público (en torno al 20%), ya se han comprometido a un precio por dosis que simplemente cubra costes (unos 3,31€).
Moderna y Pfizer han fijado precios más altos (de hasta 30€ y 15€, en ambos casos incluyendo los costes de transportey refrigeración). Algunas voces, como Directora Ejecutiva de ONUSIDA,planteanun programa de compraventas de carácter altruista fruto de la enorme financiación estatal: “Estas vacunas no son propiedad privada destinada a la venta y beneficio, sino propiedad pública a producir para el bien común global”. La vacuna como un programa social, no como un negocio.
Ya es así. Más allá de lo rimbombante de la idea, el negocio de las farmacéuticas con la vacuna es relativo. A dos años vista es posible que haya más deveinte vacunasdistintas, lo que desplomaría la rentabilidad de cada una de ellas. Sus características tampoco la convierten en un potosí: las naciones pobres las comprarán a bajos precios yse administraráen una o dos dosis. Lejos de los medicamentos de uso casi diario más demandados en los países ricos, la auténtica fuente de ingresos de la industria.
Así las cosas, paraalgunos expertosel desarrollo de la vacuna será más rentable en términos de “imagen pública” que de cuentas. Desarrollar la primera vacuna exitosa equivale a salvar a la humanidad de un problema mayúsculo. Una inversión de marca incalculable.
Cerrando el círculo. Lo que nos devuelve a las acciones de Pfizer y Moderna: si se han convertido en un caramelo muy codiciado por los inversores, conguías de usoincluidas en algunas de las plataformas bursátiles más populares, es por la proyección a futuro de las farmacéuticas gracias a la vacuna, no tanto por el balance de gastos vs. ingresos que presenten a final de año. En este contexto, el beneficio de la vacuna será enteramente privado, más allá del dinero estatal.
Pero tiene sentido que así sea. Porque el beneficio público es la vacuna en sí misma. El regreso a una vida normal. Un premio bastante más jugoso que los potenciales$32.000 millonesde beneficio que algunas estimaciones ya atribuyen a Pfizer y Moderna (y que no compartirán).
Imagen: John Nacion/AP
*Este artículo ha sido corregido. Originalmente el artículo de la BBC ofrecía cifras mucho más abultadas para el porcentaje de dinero público dedicado a cada vacuna. Se ha incluido el gráfico corregido y se han ajustado las cifras.