La lógica y la logística de la prueba piloto de Baleares: 10.900 turistas alemanes en quince días
Andrés P. Mohorte
Hasta un máximo de10.900turistas alemanes tendrán permitido aterrizar en las Islas Baleares entre el 15 y el 30 de junio. Se trata de una noticia inédita. Por primera vez desde la declaración del Estado de Alarma, España abrirá sus fronteras. Lo hará de forma asimétrica y mediante una prueba piloto dirigida, ante todo, a testar la capacidad de la industria turística frente a un verano potencialmente calamitoso.
Como es natural, la medida ha causado cierta polémica.
Trato de favor. Lo ha hecho por los tiempos fijados tanto por el Ministerio de Sanidad como por el gobierno balear, ambos bajo el control del Partido Socialista. El conjunto de los españoles no accederá a la “nueva normalidad” hasta el21 de junio. Será entonces cuando la movilidad entre provincias se reanude. Tampoco abrirá el resto de sus fronteras hastael 1 de julio, dos semanas más tardes que otros países europeos.
Antes de que podamos visitar a nuestros familiares en otras provincias, antes de que otras regiones puedan atraer turistas, Baleares servirá de experimento. ¿Por qué?
Dependencia. Se trataba de una reivindicación planteada por las islas desde hacíasemanas, fruto a su vez de las insistentespresionesde la hostelería y los empresarios locales. El 40% de la economía balear depende del turismo. En concreto, del proveniente de Alemania y Reino Unido. España en su conjunto obtieneel 12%de su riqueza a través del turismo. Necesita abrir este verano para salvar parte de la temporada.
Tiempo, lugares, volúmenes. Eso sí, con condiciones. La prueba piloto planteada por Baleares está acotada:
Sólo alemanes. Dos motivos para ello. Por un lado, el económico:el 30%de los turistas que visitan Mallorca cada año proviene de Alemania. Por otro, el epidemiológico,sintetizadoasí por Francina Armengol, presidenta de la comunidad: “Alemania tiene 6,8 casos por cada 100.000 habitantes y un incremento de casos diarios del 0,012. Baleares, algo más de 5 casos por cada 100.000 habitantes y un incremento diario del 0,09”.
Esto casa con la idea de “corredores verdes"esbozadapor algunos expertos ygobiernos. Reactivar la movilidad entre regiones europeas con una baja incidencia del virus.
Sin PCR, sin cuarentena. El elemento más polémico. Los visitantesno tendránque acreditar prueba PCR antes de subirse al avión y tampoco tendrán que aislarse dos semanas. El gobierno aspira a minimizar las barreras de entrada maximizando las condiciones de seguridad, emulando así lo que sucederá el resto del verano. Esinviableque todos los turistas, una vez se reabran las fronteras, lleguen con una PCR bajo el brazo.
En su lugar, Sanidad y Baleares han planteado el siguienteprotocolo:
Los hoteles. Representan una parte crucial del experimento y se han visto obligados a adoptar medidas específicas de seguridad.Entre otras:
Canalizado. La última pata que sostiene la prueba piloto: los touroperadores. TUI, Der Touristik y Schauinsland Reisen se encargarán de fletar los vuelos y movilizar a los turistas.Segúnel presidente de la Agrupación de Cadenas Hoteleras, Gabriel Llobera, “estarán encima de toda la operativa de comercialización”. Algunas de ellas cuentan con aerolíneas propias. Otras tendrán que negociar vuelos con Lufthansa.
Por ejemplo, los primeros 1.000 turistas que aterrizarán entre el 15 y el 17llegaránde la mano de TUI Fly, procedentes de Frankfurt y Düsseldorf. Siempre llegarán en pequeños grupos. Serán los propios touroperadores los encargados de trasladar a los turistas desde el aeropuerto hasta sus habitaciones, de forma segura y siguiendo los protocolos.
Riesgos, problemas. Será un turismo canalizado y bajo la permanente supervisión de las autoridades. Pero no exento de riesgos. La prueba obvia la otra gran fuente de turistas hacia las islas,Reino Unido, por la difícil condición epidemiológica del país. Y ante todo favorecerá a Mallorca. La compleja logística de islas más pequeñas, como Menorca, ha provocado que el precio de los vuelos se hayadisparado.
Es el primer paso. Aunque no todas las comunidades turísticas lo ven igual. El gobierno canario, por ejemplo,se niegaa un experimento similar sin pruebas PCR para los turistas y es crítico con la prueba balear.
Imagen: GTRES