Los españoles ya no confían en nada ni en nadie: el hundimiento de la fe en el sistema

Andrés P. Mohorte

Diez años después del 15M, la movilización ciudadana que plasmó en forma de asambleas y protestas callejerasla rupturade toda una generación con el sistema, España sigue hundida en una crisis de credibilidad. Lo ilustra elúltimo Eurobarómetropublicado por la Comisión Europea: la popularidad de todas las instituciones públicas ha tocado fondo, degradación acelerada por la crisis sanitaria del último año. No hay confianza en el sistema. Un problema que augura turbulencias futuras.

Los datos. Ilustrativospor sí mismos. El 90% de la población “desconfía” de los partidos políticos, un porcentaje muy superior a la media europea (75%). El Congreso y el gobierno no salen mucho mejor parados, con desconfianzas del 76% y del 74% (frente al 60% en el resto del continente). ¿Los gobiernos regionales y locales? Desacreditados por un 53% (frente al 41% de Europa). El sistema judicial y la administración pública también suspenden (51%). Sólo el personal sanitario se salva (87% de confianza).

En un gráfico:

La tendencia. España no se fía del sistema. El contraste respecto a los Eurobarómetros de hace una década, previos a la crisis económica, es agudo:en 2008el 54% de los españoles “tendía a confiar” en el Congreso de los Diputados, frente a un 35% que se mostraba receloso; los partidos políticos seguían gozando de poca popularidad, pero el 40% de los españoles aún “confiaba” en ellos; y el ejecutivo contaba con la confianza del 64% de la población, frente a una minoría escéptica del 36%. Trece años de recesión, desempleo e inestabilidad política se han cobrado su precio.

Todos suspendemos. Tambiénlos medios de comunicación, garantes teóricos de una sociedad informada. El 55% de los españoles desconfía de la prensa escrita, frente al 42% de la media europea. El 64% es aún más crítico con la cadena de televisión, frente al 45% europeo. Ni siquiera la radio, la plataforma tradicionalmente mejor valorada por la población, se salva de la quema: sólo un 42% de los españoles se fía de lo que escucha, porcentaje muy inferior al 58% registrado en el resto de Europa. Internet (59% de desconfianza) y las redes sociales (68%), también al pozo.

No podemos culparles. Sólo el 9% de los españoles acudiría a los medios de comunicación para obtener “información fiable” sobre la campaña de vacunación. Consecuencia directa de una catarata de informaciones apresuradas, sensacionalistas y a menudo contradictorias sobre efectossecundarios,suministroodesplieguede las dosis. Una dinámica de información acelerada que ha marcado la tónica mediática desde el inicio de la pandemia, generando confusión e incertidumbre (variantes,tabaco, totalde fallecidos) sobre temas complejos.

La víctima. El propio sistema, obvio, pero también la convivencia. Lo vimos a cuentade otro estudiosobre la polarización en Europea: España ha generado una brecha insalvable entre posiciones políticas distantes, la mayor del continente. Votantes de ideologías dispares cada vez se muestran más antipáticos los unos a los otros, lo que reduce las posibilidades de encontrar consensos (o un debate público moderado). Una polarización que equivale, de nuevo, al descrédito del sistema: los españoles ya consideramos a los políticos como el segundo problema del país,según el CIS.

Punto culminante. Nada de esto es nuevo. La polarizaciónlleva fraguándosedesde principios de siglo y no es exclusiva de España. Y el hundimiento de la confianza en las instituciones datade la resacaposterior a la gran recesión. El surgimiento deCiudadanos, Podemos oVoxen la arena electoral certificaron la ruptura definitiva con el sistema de partidos imperante hasta entonces, a su vez unsistema de paísen sí mismo. España dejó de creer en sí misma mucho tiempo atrás. El Eurobarómetro es preocupante porque ilustra que la sangría no cesa.

Imagen: Adrián Salido/GTRES

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