Los incendios de Chernóbil, desde el aire: 20.000 hectáreas en llamas a dos kilómetros del reactor

Andrés P. Mohorte

Hace dos semanas, las autoridades ucranianas identificaron dos pequeños incendios en los alrededores de la Zona de Exclusión deChernóbil. La noticia pasó relativamente desapercibida en los telediarios de todo el planeta, fruto del monopolio informativo amasado por el coronavirus. Su escala, además, era pequeña (entre veinte y sesenta hectáreas) y al cabo de pocos días parecíacontrolado.

Quince días después la situación es más dramática. Las llamas se han multiplicado. Dos focos distintos, de 20.000 y 12.000 hectáreas cada uno, cubren las eternas masas boscosas del norte de Ucrania. Uno de ellosse ha aproximadolo suficiente a la antigua central nuclear como para que las alarmas de media humanidad, los fantasmas del pasado, se hayan multiplicado: el fuego se encuentrados kilómetrosdel reactor.

“La situación es crítica, las llamas han llegado a la zona”,escribióhace unos pocos días el presidente de la asociación de guías turísticos de Chernóbil. Las autoridades han salido prestas a calmar los ánimos: la situación es “completamente segura”,declaróel ministro de Interior ucraniano, Anton Gerashchenko; conviene obviar los “mensajes apocalípticos”, expresaron los servicios de emergencia nacionales.

Sucede que el recuerdo del accidente está demasiadopresente. Algunas voces críticas han acusado al gobierno de minusvalorar y encubrir el verdadero alcance de los fuegos,no infrecuentesen la región, pero desde luego a menor escala. Los espectros deChernobyl, serie de ficción focalizada en el precio de la mentira, y del trágico incidente de 1986 están demasiado presentes en la memoria de todo el mundo.

¿Corre riesgo el norte de Ucrania de otro pico deradiación? Es cierto que los niveles se han disparado en los alrededores de la central, pero también que, según las autoridades, se mantienen establesen Kiev(2.800.000 de habitantes). El sarcófago que cubre el infausto Reactor 4, protagonista del accidente y recientemente inaugurado, no corre peligro, según los comunicados emitidos por el gobierno durante los últimos días.

Una buena forma de aproximarse al problema es desde el aire. La NASA ha publicado varias imágenes de los incendios en los alrededores de la Zona de Exclusión. Esta fotografía del8 de abrily esta otra de9 de abril, tomadas por el Espectrorradiómetro de imágenes de media resolución (MODIS), a bordo del satélite Aqua, ilustran gigantescas columnas de humo aproximándose a Prípiat y a la central nuclear.

Otras imágenestomadas por Planet Labs Inc. evidencian la inquietante cercanía de las llamas.

Alrededor de 300 bomberos forestales trabajan en la zona. El pueblo de Poliske ha sido evacuado. El estado deseminaturalizacióndel norte de Ucrania y sur de Bielorrusia, fruto delabandono humano, ha provocado que la severidad de los incendios haya aumentado con el paso de los años. Incendios cuyo impacto en regiones con alta contaminación atmosféricaes elevado, provocando picos en la radioactividad.

A grandes rasgos, nien Bielorrusiani en los alrededoresde Kievlas autoridades han registrado grandes saltos en los niveles de radioactividad. Pero el riesgo es real, dada la escala de los incendios y los riesgos inherentes a un complejo nuclear aún extremadamente peligroso. Y la memoria de lo acontecido entonces, cuando la suma de negligencias y ocultación causó un desastre sin precedentes, demasiado reciente.

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