Javier Pastor

Pagar por un periódico en el kiosko es lógico;hacerlo por un periódico en internet parece extrañamente absurdo. Durante años los medios generalistas y de nichos específicos han publicado sus contenidos sin coste alguno para los internautas, pero eso está cambiando en todo el mundo y, últimamente, en España.

El País, El Mundo, elDiario.es, El Español, Público y otros muchos medios generalistas están tratando de dar el salto a unmodelo de suscripciónque ya tiene algunos casos de éxito en Estados Unidos. Esos esfuerzos parecen estar dando su fruto, yya existen cerca de 350.000 lectores que están pagando por lo que leen en esos medios. La pregunta es si la tendencia se afianzará y podemos hablar al fin de un cambio de era en un negocio que hasta ahora se basaba fundamentalmente en la publicidad para ser rentable.

Las suscripciones digitales despegan en España

Losdatos de un estudiorealizado por los integrantes del Master en Innovación en Periodismo (MIP) revelan que las puestas en marcha recientes de los muros de pago en medios como El Mundo o El Paísha tenido un recibimiento llamativo.

De hecho en El País se superan ya los 64.000 lectores de pago según los datos de septiembre de 2020, cuatro meses después de la activación de su muro de pago. De hecho en El País fuentes internas consultadas por el MIP revelan queel diario ya tiene 110.000 suscriptores, de los cuales esos 64.000 son exclusivamente digitales. En El Mundo, donde llevan 10 meses con él, se han alcanzado ya los 50.000 usuarios.

Eldiario.es lleva desde 2012 funcionando con un modelo mixto: contenidos abiertos, pero con socios que voluntariamente se suscriben para apoyar la publicación con ciertos beneficios.Ese proyecto ha tenido también un éxito destacable, con 56.000 socios actualmente suscritos a este diario.

Los datos son según estos expertos esperanzadores para el futuro de unos medios que han visto cómo los modelos publicitarios comenzaba a plantear un futuro complejo.En algunos casos estos medios ofrecen a sus suscriptores una experiencia sin publicidad, mientras que otros curiosamente conservan la aparición parcial o total de anuncios y la combinan con los ingresos por suscripción.

Aún así, es importante señalar que esos datostambién han podido verse favorecidos por periodos y precios promocionalesque han permitido acceder a esas suscripciones a precios más reducidos de los de su coste inicial. Quizás sea pronto por tanto hablar de un éxito claro, pero desde luego los números llaman la atención.

Aprendiendo de los que ya han tenido éxito

La activación de los muros de pago en los grandes medios de nuestro paísha sido en general tardía y confusa, con diveras filosofías y formas de cerrar contenidos. Muros porosos que permiten la lectura gratuita de cierto número de contenidos al mes (como El País) se mezclan con aproximaciones como la de El Mundo en la que solo ciertos contenidos “premium” -reportajes, temas de opinión- están vetados a los no suscriptores.

Ese paso a un muro de pago ciertamente ha impuesto mucho respeto a los grandes medios generalistas en España, pero parece que las experiencias positivas en medios extranjerosha animado a los grandes responsables de estas cabecerasa tomar esa decisión.

El caso de referencia es el de The New York Times, quecomo indican en Axiospor primera vez en sus cerca de 170 años de historiaganó más con sus productos digitales que con su periódico impresoen el segundo trimestre de 2020.

Ese enorme éxito parece haber mostrado el camino, y en Estados Unidos hemos podido ver cómo un diversos medios generalistas y verticales (con los económicos -FT, WSJ como claros ejemplos-) han idoimplementado el modelo de suscripción. En el ámbito de la tecnología, por ejemplo, Bloomberg, Wired o Ars Technicahan planteado diversos tipos de muros de pago.

Esa tendencia parece extenderse ante el aparente buen recibimiento de los usuarios, que del “todo gratis” han comenzado a suscribirse por razones que van más allá de poder leer esos temas y que por ejemploresponden a la fidelidad a un medio que les ha aportado muchodurante años y que ahora pide ayuda para seguir adelante y reforzar temas en el futuro.

¿Y qué pasa con el Spotify de los medios?

La situación en los medios de textoes muy distinta al streaming de vídeo o de música: allí servicios como Netflix o Spotify sirven como agregadores de contenidos de diversas productoras, discográficas y creadores (sean independientes o no).

En los medios generalistas tradicionales que durante mucho tiempo vivieron del papel el paso a un modelo de suscripción ha sido mucho más doloroso.El experimento de El País en noviembre de 2002 acabó en un fracaso sonado, por ejemplo, y hemos tardado casi 20 años en ver cómo este diario volvía a apostar por este modelo.

Hay quienesabogan por la aparición de un ‘Spotify de los medios’.Quien suscribe es uno de ellos, y como ocurre con el vídeo o la música la idea sería poder acceder a distintas piezas de distintos medios sin estar atado a uno en exclusiva.

La idea no parece tener de momento mucho futuro:las grandes cabeceras están haciendo su propia guerra en este sentidoy como mucho hemos visto iniciativas como la deOrbyt, en la cual encontramos una suscripción a medios en su mayoría de Unidad Editorial como El Mundo o Marca, aunque también han acabado asociándose tanto La Razón como El Periódico de Catalunya.

Ese proyecto es un caso aislado en un segmento en el que por ahora cada medio está defendiendo lo suyo:aquí el estrés de las suscripciones puede ser especialmente notable—la suscripción anual a El País cuesta 96 euros al año, en El Mundo 59 euros al año, y elDiario.es 80 euros al año, por ejemplo- yhace que cada medio actúe como un pequeño jardín amurallado másque juega con las lealtades de los usuarios a una cabecera, un tono editorial e incluso una forma de presentar los contenidos.

Parece difícil por tanto que veamos ese agregador que actuaría como un ‘Spotify de los medios’. Puede que solo si esos modelos de suscripción no funcionan como estas cabeceras esperan acabemosasistiendo a una centralizacón o unificación de esfuerzosy al viejo ‘si no puedes con tu enemigo…".

Eso, por supuesto, queda por ver. De momento, eso sí, las cifras parecen reflejar que los lectores en España parecenpoco a poco dispuestos a pagar por lo que leencuando esos contenidos y la experiencia les compensa (o cuando no les dan otra opción con un muro de pago, claro).