Los riders de todo el mundo le han declarado la guerra a Glovo, Deliveroo y Uber. Y la están ganando
Andrés P. Mohorte
Diluida la industria pesada y externalizada la mano de obra manufacturera a otros países, pocas batallas revisten tintes tanobreristascomo la de losridersque surcan las ciudades todos los días recogiendo y entregando comida. Su pugna por obtener un estatus laboral firme, y no meramente autónomo, ocupa una de las páginas destacadas de las batallas laborales de lagig economy. Allá donde pongamos los ojos hay un sindicato o una agrupación llevando a sus empeladores, Uber, Deliveroo o Glovo, a los tribunales.
Y ganando.
En Italia. El último ejemplo lo tenemos en Milán. Es allí donde la inspección de trabajoacaba de ordenara las principales apps de reparto a dar de alta en la seguridad social a más de 60.000riders. La decisión culmina dos años de investigación, iniciada tras la denuncia de varios trabajadores accidentados en horas de trabajo. Las empresas de turno (Glovo, UberEats, JustEat y Deliveroo) tendrán que pagar además una multa conjunta por valor de €733 millones. Tendrán opción de recurso. Pero a tenor de lo sucedido en otros países, sabemos cómo terminará.
El precedente. Lo tenemos muy cerca y muy reciente. Fue en septiembre cuando el Tribunal Supremopuso final largo listadode disputas judiciales entre losridersy las apps de reparto. Hasta entonces los juzgados provinciales y los tribunales autonómicos habían emitido veredictos contradictorios sorbe la naturaleza laboral de los repartidores. ¿Eran trabajadores por cuenta ajena o autónomos? El Supremodio la razóna los riders. Falsos autónomos como la copa de un pino:
Los motivos. Ya vimosen su momentolo que implicaba: el sector se estaba ahorrando unos €170 millones de euros anuales con el arreglo, entre cuotas de la seguridad social y sueldos mínimos que se dejaban de sufragar. La batalla ahorase centraen lascondiciones laboralesque los nuevos trabajadores encontrarán una vez accedan a su nuevo estatus; y en las compensaciones por las cotizaciones que no se han pagado durante años. En Zaragoza más de 300ridersreclaman a Glovoen los juzgados unos 400.000€ por las cuotas no amortizadas entre 2016 y 2018.
Otros países. Pese a que las legislaciones son nacionales hay cierto patrón común. La justicia francesaya determinóhace tres años que el estatus laboral de los trabajadores estaba inevitablemente adherido a la empresa, por lo que no podían ser autónomos. Las cosas de palacio han ido despacio, no obstante, yaún hoy Deliverooy otras compañías siguen recibiendo correctivos por parte de las autoridades cuando unriderlleva su caso a los tribunales.Sólo JustEatha hecho públicos planes para incorporar a su plantilla a sus repartidores. Los demás, a su suerte.
En California, cuna de lagig economy, los acontecimientos sí han sido rápidos. En 2019el parlamento decretóque toda relación contractual entre empresa y repartidor se considerará por defecto “asalariado” si no se explicita lo contrario por ambas partes. En su momento fue un gran triunfo para losriders. Un año después, la industriase movilizó y colocó un referéndum sobre la cuestión (Proposición 22) para el día de las elecciones presidenciales.Ganaron. Podrán seguir contratando en régimen de “autónomos”, si bien conalgunas obligaciones.
Hacia la ley. Similares escenarios se repitenen Bélgica,Países BajosoIrlanda. Cada vez más autoridades se interesan por la materia, casi siempre en perjuicio de las apps, y cada vez más tribunales se manifiestan sobre el asunto, generalmente en favor de losriders(aunque no siempre). A corto plazo es posible que caminemos hacia legislaciones nacionales específicas para las relaciones laborales del siglo XXI. Es el caso de España. El gobierno está preparando un texto,consensuadocon sindicatos y patronal.Y por defecto, los repartidores serían asalariados.
Imagen:Franklin Heijnen