Javier Pastor
Kickstarter e IndieGogo han cambiado nuestro mundo cpm elcrowdfunding, y lo han hecho a mejor.Le han dado a mucha gente la oportunidad de darle validez a sus ideas, locas o no, y han sido responsables de nuevos segmentos de mercado como los relojes inteligentes (Pebble) o la realidad virtual (Oculus).
Esos éxitos también se han visto salpicados con fracasos estrepitosos, y algunos de ellos se han producido en el terreno de los smartphones. Marcas como Ubuntu, ZTE o Meizu han ofrecido su visión al mundo de lo que podría ser el futuro de los smartphones y la respuesta ha sido unánime:esos proyectos fracasaron porque no tienen (demasiado) sentido. Al menos, no cuando aparecieron o en la forma en la que lo hicieron.
Ubuntu Edge y la búsqueda de la convergencia
Uno de los grandes fracasos de este ámbito fue el de Canonical, la empresa responsable del desarrollo de Ubuntu. Esta distribución Linux es la más popular del mercado, y ya en 2013aspiraba a convertirse en una plataforma convergentey universal que funcionara no solo en PCs o portátiles,sino también en teléfonos.
Fue eso lo que llevó a sus responsables a lanzarel proyecto del teléfono Ubuntu Edgeen IndieGogo. Su objetivo fue enormemente ambicioso, porquebuscaban recaudar 32 millones de dólares.
La idea también lo era, y ofrecía un terminal con especificaciones de gama alta (entre otras cosas, con 128 GB de almacenamiento, algo extraordinario para la época) que permitía convertirse en un PC al conectarlo a un monitor, teclado y ratón. Como hemos visto posteriormente, esa idea es factible e interesante, peroni siquiera gigantes como Samsung con DeXo Huawei con su modo PC han logrado de momento que cuaje.
Canonical no logró su objetivo, pero aún así consiguió recaudar virtualmente -los fondos volvieron a sus inversores-casi 13 millones de dólares de los interesados-yo fui uno de ellos-. El mundo no estaba preparado para aquel concepto. No todavía. Canonical siguió intentando apostar por la convergencia los años siguientes, peroabandonó la idea en 2017.
ZTE Hawkeye, el teléfono hecho por y para los usuarios
Precisamente por aquella época ZTE intentó también aprovechar Kickstarter para tentar a los usuarios con un terminal llamado Hawkeye, un smartphone que era curioso porque el fabricantefabricaría un móvil basado en las ideas de la comunidad de usuarios.
El llamado Project CSX nació precisamente con esa ambición, pero aunque en ZTE tuvieron una buena idea al hacer esa propuesta, acabaron iniciando una campaña de financiación colectiva para un terminal queno respondía a muchas de las sugerenciasde los usuarios.
De hecho, en lugar de contar con un móvil de gama alta con prestaciones avanzadas ZTE apostó por un móvil de gama casi de entrada con un precio de 199 dólares que básicamente destacaba por unsistema de seguimiento de nuestra mirada.
Aquelproyecto de Kickstarterse canceló al poco tiempo: se buscaba recaudar 500.000 dólares ysolo se recaudaron 32.000, lo que hizo que pasados unos días la propia ZTE desactivara la campaña y explicara que habían cometido errores en esa forma de sacar adelante el proyecto.
Más allá de aquella cancelación, quizásescuchar a los usuariosno era tan buena idea. ¿Un teléfono quese pega a las paredes?No, gracias.
Otra cosa es esa propuesta de ofrecer un dispositivocuyas características son votadas por los usuarios, algo que por ejemplo sí ha funcionado en el sorprendente rival del Surface Pro,el Eve Vque nació de esta formaen IndieGogo.
Meizu, queremos nuestros puertos de vuelta
El último de esos grandes fracasos lo ha sufrido Meizu, que a principios de año llevaba la moda de los teléfonos con pantalla sin marcosmás allá: ahoraprescindía totalmente de los puertos de conexión y los cables con su Meizu Zero.
La idea parecía demasiado arriesgada aun teniendo elementos interesantes. La tarjeta eSIM hacía innecesaria la ranura SIM, la conectividadBluetooth 5.0 y la carga inalámbricaaportaban su parte y hasta los altavoces desaparecían gracias a una pantalla que actuaba de esa forma.
La idea intentó ser validadatambién en IndieGogo, pero de los 100.000 dólares que se buscaban -un objetivo muy modesto- solo se recaudaron 46.000.El fracaso no fue del todo estrepitosoteniendo en cuenta que hablamos de un terminal con un precio de 1.300 dólares, pero aún así en Meizu quisieron jugar al despiste.
Su CEO, Jack Wong,indicaba recientementeque aquello no fue más que “un montaje publicitario de su departamento de marketing”. No acabamos de creérnoslo -en Mashablelo vieronen el MWC19en forma de prototipo-, pero una vez más se comprobaba algo importante:una idea como esta se valida con dinero, y el pueblo habló claramente: el Meizu Zero no tenía sentido tampoco. No todavía.
El Turing Phone fue un fraude clamoroso
Enjulio de 2015hablábamos delTuring Phone, “el smartphone más resistente y seguro del mundo” según sus creadores. La propuesta era llamativa y planteaba un móvil que era en muchas cosas similar a otros modelos de su generación. Tenía pantalla de 5,5 pulgadas, un Snapdragon 801, 3 GB de RAM y una cámara posterior de 13 Mpíxeles. Hasta ahí todo normal.
Lo realmente novedoso era su carcasa, fabricada conun material que sus desarrolladores llamaron liquidmorphium. Una aleación de cobre, circonio, aluminio, níquel y plata que le proporcionaba una gran resistencia estructural.
No solo eso: el sistema de seguridad integradoprometía hacerlo infranqueable, pero su lanzamiento —no directamente en Kickstarter, pero con un modelo de reserva propio que adaptaba esa misma idea— acabó siendo un desastre.
De hecho no paró de sufrir retrasos y cambios significativos: dejó de estar basado en Android para usarteóricamenteSailfish OS, pero en 2018, años después del anuncio, la empresaacabó declarando la bancarrotatras llevarse el dinero de quienes creyeron en la idea.
Kickstarter también hace despegar algunos proyectos curiosos
No todo han sido fracasos estrepitosos: en 2016un proyecto llamado Robinquiso crearun smartphone especialmente basado en servicios en la nubecon el que sus creadores recaudaron más de 1,3 millones de dólaresen Kickstarter.
La empresa que ponía en marcha el proyecto, Nextbit, ya había iniciado su concepto dos años antesen modo secreto, acabó siendocomprada por Razertras unas ventas muy discretasy la retirada del modelo.
Razeraprovechólos recursos de esta empresa parameterse de lleno en el terreno de los smartphones para gamers, donde luego sus propuestas han sido llamativas perose enfrentan a un futuro incierto.
Ha habidoalgún otro éxito adicional como el de Jelly, “el samrtphone 4G más pequeño del mundo”, que tras unaexitosa campañade financiación —logró 1,25 millones de dólares—sigue vendiéndosecon versiones adicionales y cada vez más potentes. La empresa lanzaba también recientemente un nuevo modelo,el Atom XL, y su éxito también ha sido notable.
Otros conceptos singulares como el de losmóviles de Light—dos modelos ya,ambos éxitos en Indiegogo— también han tenido relevancia como ejemplos deproductos que sí resuelven un problema para algunos usuarios: aun cuando no pueden competir con los grandes fabricantes, sí han logrado plantear una alternativa diferente.
En septiembre de 2019 se ponía en marcha en Kickstarter el proyectoTeracube, un móvil con una idea curiosa: la de contar con una garantía en piezas, rendimiento, mano de obra y batería quegarantizase que el móvil duraría (al menos) cuatro años. Muy similar al Fairphone 3 en su orientación, desde luego.
La campaña tuvo un éxito modesto, pero el proyecto ha seguido adelante y tras el primer modelo, el Teracube One, la firma ha lanzado elTeracube 2eque se lanzóen Indiegogoy tuvo más de 2.400 usuarios que apostaron por el proyecto.
La pasta habla, pero a veces se equivoca
Estas tres historias demuestran que incluso empresas con bastantes recursos han recurrido a Kickstarter o Indiegogo como forma de validar sus ideas. Es muy fácil darle a un “like” o poner un comentario positivo para una idea de producto, pero es mucho más difícilinvertir (¿o deberíamos decir apostar?) nuestro dinero a esas ideas.
De hecho esa validación económica es la que realmente rige el futuro deesos proyectos locos y maravillosos. No todo son alegrías en estos servicios, desde luego.
Ha habido numerosas campañas que tras lograr financiarse con éxitohan dejado a sus usuarios decepcionadospor los tiempos de espera, por productos que al finalno cumplían con las expectativaso, aún peor, confraudesquedejaban a la gente sin su dinero y sin sus productos.
Es el claro peligro para plataformas que tratan de protegerse de estas estafas y fraudes y que a pesar de ello muestran que una buena idea (y una buena ejecución) pueden tener éxito y lograr cambiar la industria y dar solución a problemas que no la tenían. Puede que esos smartphones no solucionaran ningún problema fundamental, pero desde luegomarcan pautas que podrían ser recuperadas en un futuro. Quién sabe.