Maniquíes, pandas, churros en la cabeza: las 1001 maneras de los restaurantes de imponer la distancia social
Esther Miguel Trula
Han sido momentos muy malos para la hostelería, y los meses que viene tampoco van a estar mucho mejor. La pandemia estáforzando a millones de establecimientos de todo el mundo a limitar su aforoun 30, un 50, un 70%, dependiendo de la legislación y el estado de la propagación del virus en cada región. Las previsiones apuntan a que nos queda un año largo así.
En ese contexto es lógico que muchos de estos espacios, a los que se les ha obligado a garantizar que exista dentro de ellos una distancia social y a pagar de su bolsillo esas medidas de protección,hayan decidido ponerse creativoscon su aplicación, tanto para hacerlo más divertido para sus clientes como para, con suerte, llamar la atención y atraer publicidad.
El más recurrido de todos estos trucos está siendo el de colocarmaniquíesque faciliten una ocupación 1:1. Es decir, un humano:un pedazo de monigote de trapo o de plástico que de alguna forma nos recuerde la deshumanización inherente a la época Covid-19. Aquí el Inn at Little Washington, un restaurante con tres estrellas Michelin en Virginia, ha optado por que los figurines se vistan acorde al resto de su propuesta decorativa.
Misma idea han tenido en cientos de lugares, como por ejemplo en esta caferería de Essen, Alemania.
Display mannequins are placed between customers at the Cafe Livres in Essen, Germany. The cafe set the dolls as placeholders in various places for more distance between customers due to the new coronavirus orders for restaurants and cafesCredit: AP Photo/Martin Meissnerpic.twitter.com/85ekpsFBRA
Si el vídeo de esta librería de Turquía no te produce una profunda incomodidad social, nada lo hará.
VIDEO: A Turkish restaurant chain has set up mannequins on every other table in its different branches to enforce social distancing. Some lockdown measures taken to limit the spread of the coronavirus, such as the closure of restaurants and cafes, were lifted this weekpic.twitter.com/iNEKrVz4vC
Una trattoria en Michiganha optado por los fantasmas. Una idea doblemente arriesgada, dado que la razón por la que se nos ha obligado a tomar estas medidas es para prevenir que mueran personas (y se conviertan en espectros) y porque en Estados Unidosno es el mejor momentopara poner a falsos muñecos cubiertos por una tela blanca.
En Greenville, South Carolina, los dueños de The Open Hearth se lo han tomado aún con más cachondeo y han vestido a un puñado de muñecos hinchables (si vieses el precio de los maniquíes tú también pensarías en optar por este camino).
(Exacto, es como mirar al abismo y que este te devuelva la mirada).
A South Carolina restaurant is using dressed-up blow up dolls to fill empty tables as people maintain safe social distancing.https://t.co/lEgtsi9Ycnpic.twitter.com/ZhPREsM8XG
Aunque si creías que podía ser incómodo sentarte rodeado de figuras sexuales, buena suerte con lo que sientas al consumir frente a un cartón impreso de una foto de stock en Bumi Aki, en Jakarta.
Ante escenas así qué decir.
El Five Dock Dining de Australia se ha inventado un sistema para que sus clientes no se sientan solos (por eso de la distancia social): han ubicado personas recortadas en papel pluma y los han sentado en las mesas.Bueno.Es una posibilidad.https://t.co/PXsaVRcVuCpic.twitter.com/5JAPyMFCLy
Oh, sí, Japón.
Por supuesto que Japón.
WATCH: A cheerleader-themed cafe is uplifting visitors with its fancy-dress mannequinspic.twitter.com/x0KPaAOpfx
El Bar-B-Q Plaza de Bangkok ha optado por una solución no del todo mala, ocupar transitoriamente las plazas con figuras de cartón con la mascota de su comercio. Barato, refuerzo de la marca, menos incómodo que la penetrante mirada de un humanoide sin alma.
Los tailandeses también parecen haber dado con la clave: si te faltan humanos, mete pandas de peluche.
This restaurant in Thailand is providing lonely diners company by seating stuffed pandas at tablespic.twitter.com/uVmkd1cOtH
También otros establecimientos han optado por cortar el flujo humano por el otro lado, el de los trabajadores. El Royal Palace de Países Bajos cree que no hace falta limpiar las mesas… Porque los clientes ya ayudarán a este aséptico autómata ahorrándose a los camareros.
En este otro restaurante de Amsterdam han optado por ir un paso más allá y meternos directamente en mini cuarentenas de a dos y de a cuatro,pequeñas casas-invernaderoque hagan imposible que tú y tus compañeros entréis en contacto con otros clientes mientras los camareros te sirven a su vez con guantes y mamparas faciales.
Más barata, más práctica, más ridícula es la solución de un diseñador de París, una suerte de súper cascos protectores de los que no te podrás salir.
Es decir, estos podríais ser tu amigo y tú los jueves a partir de ahora.
¿Funcionará? Plex’Eat, cápsulas protectoras para guardar distancia en restauranteshttps://t.co/CP0P26PDxy#CocinaYVino#COVID19pic.twitter.com/UDpVbNDeA6
Ahora que se viene la temporada de turismo veraniego y muchos están de buen humor, en un resort de Maryland han considerado que lo más conveniente esque sus clientes vayan por ahí con un flotador giganteque marque las distancias.
This restaurant in Maryland intends to use bumper tables to keep customers six feet apart once it begins to take seated diners.pic.twitter.com/ReCLbzcowF
Pero no importa. Nada, absolutamente nada ha sido peor que la propuesta alemana detomar copas con unos churros de piscina en la cabeza, ayudándonos a mantenernos a nosotros mismos a más de dos metros de distancia de nuestra propia dignidad. Un límite que ni en nuestros peores momentos como sociedad deberíamos plantearnos traspasar.