Nueva Zelanda lo ha hecho tan bien frente al coronavirus que ha logrado erradicar hasta la gripe
Andrés P. Mohorte
De entre todos los países que han servido de ejemplo y modelo al resto de la humanidad por su gestión del coronavirus, sólo un grupo muy reducido han sostenido su éxito a lo largo del tiempo. De entre todos ellos,Nueva Zelandabrilla con luz propia. El archipiélago ha sostenido los contagiospor debajode los 2.100 (población: 4.800.000) y los muertos por debajo de los 25. Entre mayo y diciembre sólo ah registrado tres fallecidos atribuibles al coronavirus.
Ha exterminado a la epidemia. Y de paso a la gripe.
El efecto secundario. Lo ilustraun estudiopreliminar, no revisado, publicado en The Lancet esta semana. Frente a los abultados excesos de mortalidad identificados en otros países, muy en especialen Europa, Nueva Zelanda ha contado menos muertos este año que en los precedentes. Desde la instauración del confinamiento y hasta nuestros días el número de fallecidos absolutoregistradopor las autoridades neozelandesas ha caído un 11% respecto a la media de los cinco años anteriores.
123 muertes por cada millón de habitantes vs. 138. Similares conclusiones se pueden extraer tomando como referencia un periodo de tiempo más amplio (2011-2019).
¿Por qué?Debemos atribuirlo a las medidas destinadas a contener la epidemia. Hasta la 13ª semana del año, es decir, marzo, justo antes de que el gobierno cerrara el país, el volumen de fallecidos apenas se desviaba de la media histórica. El confinamiento y las restricciones hundieron los accidentes de tráfico, lacontaminación, lossuicidios, los accidentes laborales y un amplio número de muertes relacionadas con el día a día de cualquier sociedad. Nada queno sucedieraen otros países.
Lo peculiar. Sucede que Nueva Zelanda fue tan afectiva en la supresión del virus que también acabó con otros problemas de salud pública. Entre ellos la gripe. La reducción de la mortalidad se mantuvo por debajo de la media histórica, explican los autores, incluso “durante un periodo habitualmente marcado por el aumento de los fallecimientos debido a la gripe estacional y a la neumonía”. Tan prolongada reducción, concluyen, “se debe a la ausencia de la gripe en Nueva Zelanda en 2020”.
Las medidas. ¿A qué podemos atribuir el éxito? Primerocerró sus fronterasde forma inmediata e impuso cuarentenas obligatorias, aún vigentes, para todos aquellos viajeros que aterrizaran en las islas. Segundo, asu estrategiade testeo. Si bien no ha hecho más pruebas por millón de habitantes que otros países, sí ha hecho más pruebas por número de casos positivos. Dicho de otro modo: su positividad ha sido siempre muy baja.
Esto,como sabemos, es crucial, dado que permite a los gobiernos dibujar un mapa muy preciso de la epidemia y atajar los casos allí donde se encuentren. Nueva Zelanda elaboró unestricto protocolode trazabilidad y aislamiento desde muy temprano, y también diseño un sistema de “burbujas sociales” que limitó los contactos de personas contagiadas. A esto debemos sumar factores exógenos: un archipiélago remoto y una distribución habitacional muy dispersa,muy pocodensa.
Drástico. Partiendo de una epidemia más controlada que sus pares europeos, Nueva Zelanda siguió la estrategia de los países asiáticos, más exitosos en la gestión del coronavirus:la “eliminación"del virus. Cuando el pasado mes de noviembre un sólo caso fue identificado en Auckland, la principal ciudad del país, el gobiernorecomendóa todos los trabajadores quedarse en sus casas. También identificó y siguió los movimientos de la persona contagiada. Una respuesta drástica y rapidísima.
Es decir, Nueva Zelanda se ha beneficiado a largo plazo de su éxito inicial. La epidemia está controlada, lo que hace más sencillo identificar y atajar los pocos casos que surgen. Pese a todo, sí ha habido un celo que otros países no se han permitido. Auckland salió del último nivel de alerta y restricciones (reuniones limitadas, aforos reducidos, confinamientos parciales, etcétera) a mediados de agosto, cuando el país contaba…37 casos activos. Una cifra que Europa ni ha rozado desde la primavera.
Contraste. El resultado de todo este proceso ha sido no sólo un volumen de fallecimientos atribuibles a la epidemia muy bajo, sino una caída de la mortandad a todos los niveles.Las comparacionesson dolorosas: Españacuenta 70.000más fallecidos que en años precedentes (29% al alza); Reino Unido, en torno alas 60.000(20% al alza). Incluso Alemania, el estado europeo que mejor había sorteado la pandemia,ya registraun exceso del 5%. Nueva Zelanda mira desde la absoluta lejanía.
Imagen:Nevada Halbert/Flickr