Javier Pastor

Hoy empieza una nueva era para el PC. Eso es al menos lo que dice Microsoft, que ha anunciado ladisponibilidad final de Windows 11, su nuevo sistema operativo para PCs y portátiles.

Nosotros ya dimosunas (extensas) primeras impresionestras la aparición de la primera versión preliminar, pero unos meses después hemos querido aprovechar este lanzamiento parahacer balance de las luces y sombras de un Windows 11que acompañará a millones de usuarios los próximos años. Allá vamos.

Las nueve cosas que nos gustan de Windows 11

Este Windows huele a nuevo

Microsoft llevaba tiempo trabajando en un cambio de imagen para Windows 10, y aunque parecía que eso era lo que realmente iba a pasar, está claro que la pandemia y el auge del teletrabajo fueron laexcusa perfectaparadar el salto a una nueva versión de Windows.

Con esta nueva versión llegan cambios visuales que se notan desde el primer momento y que afectan a iconos, estilo de ventanas (ahora con bordes redondeados) y una apuesta clara por el minimalismo y el “aire”. Uno maneja Windows 11 yparece que todo “respira” mejor, todo está menos apelotonado (aunque puedes apelotonarlo de nuevo) y eso se agradece.

Eso sí: hay áreas de esa nueva interfaz quedestacan especialmentey que merecen su propio punto especial, y una de ellas es sin duda el menú de inicio.

Un menú de inicio con muchas luces (y alguna sombra)

El nuevo menú de inicio es un salto radical desde el de Windows 11.Pasa a ocupar una posición central(personalmente me gustaba saber que podía ir a ciegas a la esquina inferior derecha y encontrarme siempre allí el botón de inicio) que lo hace recordar tanto al Dock de macOS como a las barras de iconos fijas de la parte inferior de nuestros móviles.

Al desplegarlo desaparecen esas baldosas que, la verdad, nunca me aportaron demasiado, ytenemos una apuesta menos “saltona”, más elegantea la hora de presentar aplicaciones y documentos que hemos abierto recientemente.

Me gusta casi todo de este menú de inicio, pero hay una cosa que no:no facilita la personalización, aunquela propia documentación de Microsoftda pistas sobre cómo ajustar su comportamiento a nuestros gustos.

Las aplicaciones de siempre (al menos, algunas) también parecen nuevas

El nuevo sistema operativo ha sido una estupenda oportunidad para que aplicaciones nativas de toda la vida se renueven también.Lo hemos visto con Paint, el Reloj(consesiones de concentración) o la renovada Fotos.

Esta últimagana muchísimos enterospor su forma de presentar las imágenes o por características como ese nuevo comparador quepermite enfrentar varias capturaspara saber por ejemplo entre muchas fotos similares cuáles podemos eliminar.

Esas mejoras afectan también de forma clara a la herramienta ‘Recorte y anotación’ de Windows 11 que podemos invocar con el atajo Mayús+Windows+S y que permitehacer capturas de pantalla con más controly con opciones sencillas y directas a la hora de añadir anotaciones.

Sin embargo hay otra clara aplicación protagonista en esta renovación de aplicaciones nativas, y esa es el explorador de archivos, quedice adiós a la impopular Cinta(The Ribbon) que ha acompañado a muchas aplicaciones de Microsoft durante estos años y que eso sí, sigue presente en Windows 11 por ejemplo en Paint.

Los cambios en el explorador son de agradecer, peroesas luces contrastan con alguna que otra sombrade la que hablaremos más adelante.

Configurando que es gerundio

Esas mejoras visuales se suman a las mejoras de organización que ha sufrido por ejemplo la herramienta de Configuración de Windows 11. Su nueva interfazrecuerda hasta cierto punto a los Ajustes de macOS, sobre todo si trabajamos con el tema claro de Windows que hace que haya, como decíamos, mucho “aire” alrededor de las opciones.

En el nuevo diseño ganamos en claridad pero también en una mejor organización de las opciones. El campo de búsqueda ayuda a encontrar ese ajuste que buscábamos fácilmente, y lo cierto es que el aspecto general de esta herramientaayuda a entrever el futuro de todas las aplicacionesy herramientas de Windows 11.

Más ayudas para la multitarea

Aunque han desaparecido características experimentales llamativascomo el ‘Timeline’ de Windows 10, en el nuevo Windows 11 se han buscado formas deseguir trabajando aún mejoren formato multitarea.

Entre las mejoras destacadastenemos sin duda los Snap Layouts, que permiten elegir disposiciones de ventanas predefinidas para organizar el escritorio en porciones y así maximizar el área disponible.

Esa opción es llamativa, aunque en estos meseshe acabado usándola muy pocoporque estoy acostumbrado a una disposición de dos ventanas enfrentadas que acabo obteniendo rápidamente con los atajos de teclado (Windows y flechas de cursor) o arrastrando esas ventanas a los laterales.

Aún así es una opción útil, como también lo son los Snap Groups, que permitenrecuperar áreas de trabajoen las que teníamos varias ventanas dispuestas en una forma concreta.

Al pasar el ratón (hover) por encima de aplicaciones con dos o más ventanas abiertas en la barra de tareas,podremos abrir cualquiera de ellas o todas a la vez si elegimos el Snap Group correspondiente. Esta opción sí la aprovecho sobre todo para recuperar esas dos ventanas del navegador con tan solo un clic.

Una barra de sistema con influencias móviles

La parte inferior derecha del escritorio sigue estando dedicada a las notificaciones y a la barra de tareas, y aquí vemosuna clara influenciade cómo funcionan ambos apartados en nuestros móviles.

Las notificaciones —que siempre aparecen encima del calendario, aun cuando el calendario no siempre debería aparecer necesariamente— son claras y elegantes en su diseño, desde luego, y lo mismo ocurre al desplegar la barra de tareas, que se muestra con esasventanas flotantes con bordes redondeados que parecen flotar sobre el escritorio.

Lo que más llama la atención incluso después de este tiempo es lo mucho que su comportamiento recuerda al de nuestros móviles. Los iconos para activar o desactivar la conectividad Wi-Fi o Bluetooth parecen totalmente inspirados en la forma en la que manejamos nuestros smartphones, yquizás aquí Microsoft haya sido muy lista: ya estamos familiarizados con esa forma de configurar cosas del móvil, así que trasladar la idea al escritorio puede ser efectivo.

El problema con eso es que quizás necesitamos más clics para hacer cada cosa, y el diseño no es del todo consistente. Ocurre por ejemplo con el volumen, que es elegante y muy ‘de Windows 11’ en esa barra de sistema, pero quemuestra el mismo diseño ‘de Windows 10’ cuando subimos o bajamos el volumen desde el tecladoy aparece la barra sobreimpresionada en la parte superior izquierda del escritorio. Afortunadamente parece que ese problemapodría estar resuelto muy pronto.

La tienda promete (pero sigo sin usarla mucho)

Microsoft incidió mucho en los cambios que ha hecho y quiere hacer en la tienda de aplicaciones. Su Microsoft Store desde luego gana muchos enteros en Windows 11, y lo hace tanto en diseño y filosofía como en catálogo y organización.

Los dos primeros apartados son especialmente importantes: el diseño se ajusta a esa renovación de la interfaz de Windows 11, pero más llamativa es la nueva política de Microsoft, queabre la tienda más que nunca.

Así, es posible usar varios tipos de “paquetes” para redistribuir software en ella, pero además se reducen las comisiones si se usa la pasarela de Microsoft, aunque los desarrolladorespueden acudir a otras pasarelas de pagopara evitar también ese apartado.

Eso parece estar animando a más y más desarrollos a acabar en la Microsoft Store. Entre las últimas novedades estánDiscord, Zoom, VLC, LibreOffice e incluso el navegador Opera(Firefox y Chrome son grandes ausencias aún), y ciertamente todos estos son los pasos adecuados.

Esa aperturatambién afecta a terceros que distribuyen software:Epic y Amazon son las primeras en integrarse con Microsoft Store, y eso es una gran noticia para el futuro de una tienda que podría al fin convertirse en gran referente de la distribución e instalación de software en Windows 11.

Mi experiencia con la Store es por ahora ocasional —quizás porque ya no pruevo tantas aplicaciones como antes—, pero desde luego me ha sorprendido darme cuenta de queya considero la Store como una de las primeras opcionesa la hora de buscar una aplicación —que sé que si está va a ser legítima— allí y luego, si acaso, en la web oficial del desarrollador.

Va como un tiro

Todos esos cambios en interfaz y en la forma de hacer ciertas cosas son interesantes, pero al final muchos se preguntarán si hay cambios en el rendimiento del sistema operativo.Los hay, y los hay a mejor.

De hecho mi sensación tras estos primeros meses es quecasi todo va más fluido con Windows 11 de como iba con Windows 10. Eso probablemente dependa de cada configuración y de cada usuario, pero es evidente que en Microsoft se han esforzado por optimizar el rendimiento del sistema operativo. El “casi” va para los juegos, de los que hablamos más adelante.

De ese esfuerzo hablaban los responsables de Microsoft en ese vídeo unas líneas más arriba y que explica por ejemplo cómo Windows 11 ahoraprioriza a las aplicaciones que están en primer planoy también reduce tiempos de lanzamiento de aplicaciones o de recuperación tras tener suspendido el equipo.

Esas mejoras se notan en todo el sistema y desde luego también en apartados como la búsqueda con ese Windows Search que es tan útil paraquienes casi no saben ni lo que es una carpeta. El buscador sigue integrado en el menú de inicio y es realmente rápido y eficiente, y de hechoos aconsejo cambiar las preferencias e indexar todo vuestro equipo—por defecto solo indexa algunas carpetas de la partición de sistema— para poder encontrar todo lo que buscáis fácil y rápidamente.

Lo más importante: este es el Windows que conocíamos y queríamos, pero mejorado

La conclusión en mi caso es clara, y ya era algo que apunté en mis primeras impresiones: Windows 11 podría haberse llamado perfectamente Windows 10.1 o Windows 10 Service Pack 1 o Windows 10 Autumn Update y no hubiera pasado nada:simplemente hubiera sido la actualización más importante de toda la historia de Windows 10.

Al final esa actualización se ha convertido en Windows 11, pero este sistema operativoes mucho más parecido a su antecesor de lo que Windows 10 lo fue a Windows 8.1 o Windows 8, y desde luego de lo que fue Windows 8 respecto a Windows 7. El salto de versión puede engañar, pero Windows 11 es básicamente el Windows 10 que conocíamoscon una capa de chapa y pintura(con algún ingrediente más).

Los cambios se notan por fuera, pero como decía también se notan por dentro en esa fluidez y ese rendimiento del sistema, y poder hacer todo lo que hacíamos pero mejor (en la mayoría de los casos) es sin duda una gran noticia. Han pasado apenas tres meses desde que instalé Windows 11 por primera vez, y yono tengo intención de volver ya a Windows 10.

Eso, diría, es la demostración definitiva de que al menos en mi caso Windows 11 ha hecho las cosas muy bien (otro punto importante podría ser el hecho de quees una actualización gratuitadesde Windows 10) … pero ojo, no todas:también hay sombras, como veremos a continuación.

Las seis cosas que no nos gustan de Windows 11

¿Inconsistencia, eres tú?

Era un problema presente en Windows 10 y lo sigue siendo en Windows 11. La renovación de la interfaz visual es notable, perono afecta a todo el sistema operativo por igual.

De hecho esa renovación que ha afectado a algunas aplicaciones nativas está por llegar en muchas otras que también merecerían una adaptación a los nuevos tiempos, no ya solo por llevar tiempo sin cambios visuales,sino por mantener la consistencia y la coherenciaen todo el diseño.

Esa misma queja afecta por ejemplo a viejas críticas como las que hacen que sigamos contandocon un panel de control que debería haber desaparecidoteniendo la herramienta de Configuración.

Parece difícil que se resuelvan todos estos “choques” con antiguos componentes de Windows porque precisamente una de las virtudes de Windows esmantener la compatibilidad hacia atrás con sistemas de hace muchos (pero muchos) años.

Puede que losrequisitosque ahora impone Microsoft para acceder a todas las ventajas de Windows 11 (como el célebre TPM 2.0) —si no tienes esa característica podrás instalarlo, peroadiós a las actualizaciones— sean de hechouna forma de ir diciendo adiós a viejos equiposy a algunos de estos componentes, pero de momento parece que tendremos que seguir conviviendo con las inconsistencias durante mucho tiempo.

Igual no quiero tanto aire

En el diseño de Windows 11 destaca ese gusto por el minimalismo y el “aire” del que tanto hablábamos que es hasta relajante, pero aquí tenemos el problema de quea veces no necesitamos tanto aire.

Eso se nota por ejemplo en los menús contextuales del explorador de Windows 11, que en mi experiencia acaban quedándose cortos. Soy usuario frecuente de 7-Zip, pero esa opción del menú contextual no aparece en primer plano: tengo que irme a ‘Mostrar más opciones’ para que aparezca el viejo menú contextual (apelotonado pero con todas las posibilidades) y así acceder a la opción deseada.Más clics, más incómodo.

Hay afortunadamente formas algo complejas de que los “menús compactos” vuelvan a funcionar como en Windows 10 —lo explican por ejemploen WinAero— pero quizás Microsoft habilite formas de ajustar el comportamiento del escritorio de forma más “fina” para usuarios que así lo deseen.

Se juega bien, pero (de momento) no mejor

En Microsoft se habló mucho de cómo Windows 11 era un impulso para los juegos en PC, pero en mi experiencia el comportamiento de mi equipo en este escenariono ha cambiado casi nadacon respecto al que tenía con Windows 10.

Eso no es malo, pero quizás esperaba que esas mejoras que se han hecho realidad en otros apartados en términos de rendimiento y fluidez también se notarían en videojuegos. No ha sido así, y aunque algunos análisis externos revelan quees posible que ganemos algunos fotogramas por segundocon el cambio, no hay diferencias especialmente apreciables en este escenario.

Eso podría cambiar algo más en el futuro: ya tenemos algunos títulos consoporte Auto HDR—tu monitor también deberá soportar esa característica que mejora el rango dinámico— pero más interesante aún será elsoporte de DirectStorageque aún no ha llegado y quepermitirá tiempos de carga más rápidos y mundos virtuales mucho más extensosy ambiciosos gracias a la velocidad de los nuevos SSD.

Aquí en cualquier caso se nota el trabajo que Microsoft ya había hecho en Windows 10, con la Xboxy sobre todo con Xbox Game Pass, que ahora es un servicio transversal con su edición Ultimate y que está más integrado que nunca en Windows 11.

¿Dónde está el soporte de aplicaciones Android?

Fuela gran sorpresa del anuncio de Windows 11: cualquier usuario podríautilizar aplicaciones de Androiddentro del sistema operativo como si nada.

Aquella novedad planteaba nuevas y curiosas formas de aprovechar el vasto ecosistema de software disponible en la plataforma móvil de Google, pero el despliegue de esta llamativa opciónse ha aplazado  una y otra vez, y en Microsoftya indicaronhace semanas queno llegaría a esta primera versión pública y final de Windows 11.

Es difícil saberqué impacto real tendrá ese soporteentre los usuarios. En macOS no parece haber sido tan importante que se soporten apps iOS en los equipos con los chips M1, de modo que veremos si el alcance que tiene ese soporte es o no real. Lo malo es que aún tendremos que esperar para ver esa opción disponible, así que toca tener paciencia.

Los widgets sobran (tal y como están ahora)

Si hay un elemento del nuevo sistema operativo que quitaría, ese serían los widgets. Su implementación, al menos en estos primeros meses,es para mí completamente inútil.

No acudo a ellos nunca porque ya tengo esa información en los canales a los que accedo de otras formas que para mí son más cómodas, y el hecho de quetodos los enlaces se abran con Microsoft Edge(y no con el navegador por defecto, que en mi caso es Firefox) no ayuda.

Los widgetsdeberían tener la opción de poder “vivir” en el escritorio, pero sobre todo esperaría que los desarrolladores crearan widgets más interesantes. Aquí tenemos el ejemplo deRainmetery sus skins —que van más allá de la simple integración de widgets— y me temo que los widgets, si no evolucionan, acabarán siendo una opción infrautilizada de Windows 11.

Quiero usar esta app, no la tuya, Microsoft

Un poco relacionado con lo anterior, resulta sorprendente que a estas alturas Microsoftcomplique las cosas a los usuarioscuando estos quierencambiar las aplicaciones por defecto del sistema.

Es lo que ocurre por ejemplo con el navegador. Microsoft Edge está muy bien, pero es que yo quiero seguir usando Firefox y Windows 11 no lo pone exactamente fácil para tenerlo como navegador por defecto.

Lo mismo ocurre con otras muchas aplicaciones y tipos de fichero que hay que cambiar uno por uno para poder abrirlos como uno quiere, pero el razonamiento de Microsoft de dar a los usuarios más control entra en conflicto con una realidad:la de que en Windows 10 esto funcionaba mejor, así que, ¿para qué cambiarlo?

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