Se acaba el uso obligatorio de mascarilla en exteriores, pero el virus sigue ahí fuera: lo que hay que tener en cuenta para quitársela con seguridad
Javier Jiménez
Hoy sábado esuno de los días clave de la “vuelta a la normalidad”: El 26 de junio fuela fecha elegida por el Gobierno para levantar la obligatoriedadde la mascarilla en exteriores (siempre y cuando se puedan mantener la distancia de seguridad) y, envuelto en la polémica sobre si es demasiado pronto o si podía haberse hecho antes,el 26 de junio ya está aquí.
Durante estos díasse han publicado varias encuestasen las que se podía apreciar cierta preocupación entre los ciudadanos. Y no es extraño porquedepende de cada uno de nosotros evaluar cuando tenemos que ponernos o no la mascarilla. No solo por las posibles multas y sanciones, que también; sino por cuestiones puramente sanitarias.
Por ello, hemos reunido algunasideas básicas para ayudarnos a tomarnos un respiro de las mascarillas, pero con la máxima seguridad.
Lo que estará permitido a partir de mañana (y lo que no)
Lo primero que hay que tener en cuenta (y merece la pena insistir en ello) que la norma no levanta la obligatoriedad de mascarilla en general; lo haceúnicamente en exteriores y únicamente cuando no haya condicionantes(como las aglomeraciones de personas) que nos impidan guardar el metro y medio de seguridad. Aunque no está muy claro el motivo por el que se levanta ahora, lo cierto es que en sí misma no es una medida muy polémica.
Sabemos desde hace mesesque los contagios en exteriores son relativamente raros. Esto no quiere decir que sean imposibles, pero sí relativiza la eficacia del uso obligatorio de la mascarilla en exteriores. De hecho, la mayoría de argumentos contra el fin de la obligatoriedad incide en que dejar deusar la mascarilla en esos contextospodría tener un efecto de arrastreen otras situaciones donde sí sería recomendableusarla.
Sea como sea, a efectos prácticos, las mascarillas seguirán con nosotros porque seguirán siendo obligatorias en espacios cerrados públicos, en espacios exteriores sin distancia de seguridad,en aglomeraciones y en el transporte público. Es decir, son tan pocas las excepciones al uso de la mascarilla que en cualquier momento podemos vernos en una situación que la requiera (y, por eso mismo, tendremos que llevarla con nosotros).
¿Cómo sabe cuándo se recomendable seguir usando la mascarilla?
Hace meses, cuando tratábamos de explicar cómo se transmitía el virususábamos una metáfora muy concreta: el humo. Con las diferencias propias de una metáfora, la idea de que el virus se mueve por el aire de forma parecida al humo nos ayuda a entenderpor qué el aire libre es relativamente seguro (y cuando no).
Al fin y al cabo, aunque todos somos conscientes de queal aire libre los aerosoles tienden a dispersarse(como ocurre con el humo); pero también sabemos que el humo no desaparece de forma mágica por estar en el exterior. Hay que tener en cuenta que los contactos estrechos y prolongados conllevan riesgos. Pocos, pero los conllevan.
De ahí que, si optamos por dejar de usar la mascarilla searecomendable analizar las situaciones en las que nos vemos envueltos. Ya hemos visto en los últimos días quelos brotes masivos pueden seguir dándoseen cuanto nos descuidamos. Es decir, hay razones para ser prudentes más allá del alarmismo.
Los criterios fundamentales son proximidad, ventilación y tiempo.El mayor riesgo durante estas semanas será el contacto entre no-convivientes por lo que en todas las situaciones en las que pasemos mucho tiempo cerca de otras personas sin una buena ventilación, el uso de las mascarilla seguirá siendo recomendable.
Imagen | Gabriella Clare Marino