¿Una nueva payola? Spotify ofrecerá a los músicos escalar en el algoritmo a cambio de cobrar menos

Andrés P. Mohorte

Spotify ha cuadrado el círculo de la industria musical en 2020. Atrás quedaron los años en los que gran parte de músicos y oyentes interpretaron su surgimiento en clave de futuro frente a las prácticas anquilosadas y monopolísticas de los grandes sellos. Hoy el monopolio reside en elstreaming, y Spotify es la plataforma dominante en el sector. En el camino, ha pasado de héroe a villana. De agente para la reforma a parte del problema.

A descubrir. Suúltimo anuncioofrece un buen ejemplo. Spotifydesea introducirun “Modo Descubrimiento” que permitirá a sus usuarios acceder de forma regular a nuevas canciones. Tales novedades, afinadas en función del gusto de cada persona, se reproducirán automáticamente en los formatos “Autoplay” y “Radio”. ¿Y qué grupos disfrutarán de tamaño privilegio? Aquellos que accedan a un “royalty promocional” a cambio. Es decir, a un pago menor por los derechos de la canción.

En sus palabras:

Payola. Traducido: Spotify va a ofrecer a los artistas una mayor presencia en su algoritmo de recomendación y en sus muy popularesplaylistsa cambio de percibir menos dinero por cada escucha. En el argot de la industria, esta práctica siempre ha sido conocida como “payola”. Históricamente, las radios accedían a pinchar determinadas canciones a cambio de un pago soterrado por parte del artista o de la discográfica. En Estados Unidos se trataba de una práctica ilegal al considerarse publicidad encubierta.

Siglo XXI. Spotify ha querido cubrirse las espaldas. Un portavoz de la compañía, Charleton Lamb,ha queridorestar importancia a la reducción de royalties con un elaborado eufemismo: “[La nueva herramienta] no implica menos royalties. Si una canción está funcionando bien, los propietarios de sus derechos pueden observar un ROI positivo. Si no, pueden desactivarla”. En su comunicado, además, Spotify insiste en que las canciones sólo se mantendrán en el Modo Discover si triunfan entre los oyentes.

“La satisfacción de nuestros oyentes es nuestra prioridad. No garantizamos la exposición a los sellos o artistas, y sólo recomendaremos música que creemos que los oyentes quieren escuchar”, aclaran.

Problemas. Se trata de un paso más en su camino hacia la rentabilidad, pero uno polémico en un clima de movilización y creciente descontento entre los músicos de todo el mundo. El anuncioha causadoun torrente de críticas, tanto por parte deasociacionescomo deindividuos. Se deba a que mientras las reivindicaciones de los músicos rotan en torno a una remuneración justa de las escuchas, la solución de Spotify pasaporreducirtal remuneración a cambio de escalar posiciones en el algoritmo.

Thanks Spotify for launching a payola scheme tied to even lower artist payments and thereby hyping our Justice at Spotify demands for an end to payola and a penny per stream@UMAW_https://t.co/ij0O7zajf6https://t.co/xLTFaZMcfB

Justicia. Dos campañas han colocado a Spotify en el centro de las reivindicaciones de los músicos. La primera, promovida porel Sindicatode Músicos y Trabajadores Aliados, ha sido bautizada como “Justicia para Spotify” y acumula más de 16.000 firmas. Su mensaje es simple: “La plataforma sigue aumentando su valor, pero músicos de todo el mundo siguen percibiendo poco menos que migajas en compensación por su trabajo”. En concreto, unos 0,038$ por cadastream.

La segunda surge de la iniciativa de un artista británcio, Tom Gray, y se titula#BrokenRecord. Ha ganado atención desde principios del verano. En esencia comparte las reivindicaciones del sindicato: una mayor transparencia, una remuneración justa para los músicos yun llamamientoa reformar las mismas prácticas abusivas de la industria musical canalizadas ahora a través de Spotify, y no de los sellos.En mayocelebraron un festival virtual con la participación de, entre otros, The Shins.

Conflicto. Los intereses de Spotify y de los músicos son contradictorios. La plataforma controla una porción cada vez mayor de la tarta, y desea expandir su poder generando una mayor dependencia tanto en los artistas como en los sellos. En marzolanzaba “Marquee”, otra herramienta mediante la que los sellos podían promocionar nuevos discos a una audiencia seleccionada. Previo pago. Spotify daba la vuelta a la tortilla: cobrarporla audiencia en vez de pagarporla música.

Los músicos, por su parte, desean aumentar sus ingresos porstreaming, el canal ya dominante del negocio. Llevan razón en sus exigencias: Spotify paga poco en comparación con otros servicios, como Tidal o Deezer, perosu importanciaes mayor al ser el dominante. Palabras poco afortunadas de su CEO, en las que conminaba a los artistas a simplemente “trabajar más”, han afilado el enfrentamiento. Uno que amenaza con resucitar los mismos problemas de siempre en la música.

Sólo que sustituyendo a lasmajorspor una solamajor. Spotify.

Imagen:Omid Armin/Unsplash

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