Albertini

Aún recuerdo mi primera partida de Colonos de Catán. Fue una partida de aprendizaje eterna (75 minutos dice la caja, menuda risa) pero que al finalizar ─quedándome muy por debajo del objetivo de los diez puntos─ tuve la sensación de “este es el mejor juego que he jugado en la vida”. Expresión que, por otra parte, repetiría con algún que otro juego posterior.

El “Catán”, que Sonyquiso convertir en una franquicia cinematográfica, es un juego de estrategia de gestión de recursos. Está pensado para jugarse de 3 a 4 jugadores en su versión más básica ─ya ahondaremos en las expansiones y derivados─ y si se juega bien crea tal tensión que llega un punto en el que en el momento en el que consigues el décimo punto o lo consigue tu rival inmediato,dan ganas de aplaudir.

Catán, la jubilación de Klaus Teuber

Hablar de juegos de mesa es prácticamente hablar de Alemania. Allí la afición a los juegos es enorme y hay mucha industria al respecto. De hecho impulsan elSpiel des Jahres, elJuego del Año, probablemente el premio más prestigioso que puede recibir un producto lúdico y que el simple hecho de ganarlo hace que se multipliquen lasventas a niveles desorbitantes. Bienvenido al mundo del “juego alemán”.

Klaus Teuber, su creador, lo ha ganado en cuatro ocasiones. No, no es el que más veces se ha alzado con la victoria ─le queda uno para empatar con Wofgang Kramer─ pero creo que ya no lo necesita porque elCatán ha supuesto casi la jubilación de este dentista alemán.

Teubersiempre consideró el diseño de juegos como un hobby, uno lucrativo, pero hobby al fin y al cabo. Algo que le ayudara a evadirse de su día a día y que había sido compañero fiel desde el servicio militar.

A principios de los 90 no se había hecho todavía uneurogameque fuera un clásico. Los juegos se vendían bien el año de su lanzamiento pero caían en el olvido enseguida. Esta fuela inquietud de Teuber:encontrar la fórmula que rompiera con esa tendencia. Los grandes clásicos como el Monopoly, un Trivial, el Risk estaban muy vistos y el “juego alemán” podría dar con la clave.

La culpa es de los vikingos

Tras el gran éxito deBarbarrosa, un juego que consistía en modelar arcilla y averiguar qué representa la escultura, Teuber se encontró fascinado por los vikingos, sus incursiones en Islandia y la Era de los Descubrimientos.¿Cómo era el proceso de colonizar un territorio nuevo?

Así que se puso manos a la obra para diseñarun juego cuyo tablero se fuera descubriendoy en el que los jugadores tuvieran que hacer una colonia con las materias primas que le da la casilla una vez descubierta ─idea que retomaría en ‘Catán: Navegantes'─.

Teuber pasaría su tiempo librediseñando el juego y probándololos fines de semana con su familia. Los primeros intentos fueron fallidos, enseguida su mujer e hijos se aburrían.

Cuatro años después ydescartadas mecánicas altamente complejas─por ejemplo, que si tienes varias ciudades cerca puedes crear una Metropolis (concepto lanzado en ‘Ciudades y Caballeros’)─, Teuber fue dando con la clave perfeccionándolo hasta dar con lo que conocemos hoy en día.

Una isla formada por 19 casillas hexagonales, losjugadores deberán asentarse en la ínsulagestionando los recursos que les da sus casillas colonizadas y gana el primero que consiga diez puntos.1995: Había nacido Die Siedler von Catan.

Mejor negociar que arruinar

No quiero meterme demasiado en la mecánica del juego, ya que no lo creo oportuno. Pero ¿qué es lo que tiene Colonos de Catán que le hace tan especial? No son pocas las comparaciones que tiene con el Monopoly, pero en la diferencia reside la clave: El Monopoly se resume en “comprar o no comprar” y de paso arruinar al enemigo. El Catán, al igual que muchos juegos “alemanes”,evita el enfrentamiento tan directo y obliga a negociarpara ganar.

Ahí reside una de las claves, en el hecho que de entradanadie posea recursos suficientesde todos los tipos para progresar. En cada turno se comercia con las materias primas, un trueque básico que permite saber cómo funciona un mercado libre en el que cada uno tiene sus propios intereses. Otra clave que ayuda es el hecho de que las partidas no sean eternas si se juega medianamente bien.

La sencillez también es clave. Vale, uno abre la caja y se encuentra con un folleto bastante extenso, pero en realidad Colonos es un juego sencillo, demecánicas claras y con alto margen para la estrategia. Factores que intenta perseguir cualquier diseñador que se precie.

Los hexágonos que no dejan de crecer

El éxito fue instantáneo. Las críticas tremendamente positivas y ser galardonado por el Spiel des Jahres hicieron de Die Siedler von Catan unblockbuster lúdico. En 1998, tres años después de su lanzamiento, Teuber vio la suya y decidió retirarse de la odontología gracias a Catán. Y nunca ha dejado de desarrollar juegos derivados y extensiones. Al juego básico, que podéis encontrar por unos39 euros en Amazon, podemos añadir:

Hay algunas más, pero estas de arriba (y la de Star Trek) son las que podéis encontrareditadas en España por Devir. También existe laversión onliney apps paraiOSyAndroidentre otros.

Colonos de Catán es, junto al Carcassone,la puerta de entrada a los llamados “juegos alemanes”. A España llegó a través de las tiendas especializadas y pronto se convirtió a la gran alternativa para todos los aficionados. Tanto a aquellos curtidos en rol y cartas coleccionables como para el que no termina de adentrarse en el mundillo. Es un juego de esos con los que se hacen “comandilla” y que se ha ido abriendo paso en cualquier asociación lúdica que se precie.

Es un juego que no ha parado de crecer y hacerse hueco en la cultura popular.Lleva unas 20 millones de copias vendidaspor todo el mundo. Ha aparecido en comedias como ‘The Big Bang Theory’ y fue el protagonista en la despedida de soltero de Ben Wyatt en ‘Parks & Recreation’.

Mark Zuckerberg se ha declarado adicto, es uno de esosjuegos a los que debes jugar si no quieres ser el “margi” de Silicon Valleyy hace dos años batió un Guinnes reuniendo a novecientos jugadores en una partida. Ignoro si finalmente será un clásico, pero va por muy buen camino.

Imágenes |Michael Derr,Brian Uhren,Peter Krefting,Tiberio Frasciari,Hubiert Figuière,Bergen Offentlige BibliotekTrawin