Javier Pastor

Hoy es —se supone—el gran día de Windows 11. En unas horas se inicia el evento en el quese espera que Microsoft presente su nuevo sistema operativo, pero antes de hacerlo no está de más analizar el estado actual de Windows 10, la versión que nos ha acompañado en los últimos seis años.

Ese estado es notable en muchos aspectos, pero no en todos. Las grandes actualizaciones bianuales han permitido que por ejemplo ahora disfrutemos de WSL y la integración casi total de Linux en Windows, pero al mismo tiempohan ido haciendo que Windows 10 sea más y más lento.Los datos no mienten, pero lo curioso es que probablemente ninguno nos demos cuenta de que este sistema es más lento ahora que cuando se lanzó en julio de 2015.

Windows 10 es más lento en algunas cosas…

Unanálisis del blog NTDevha servido precisamente paracomprobar el comportamiento de varios apartados de Windows 10a lo largo de sus grandes ediciones.

El autor ha instaladolas compilaciones más importantes de Windows 10: desde la RTM inicial (Build 10240) a la que integraba la gran actualización de mayo de 2020 (Build 19041) pasando por el resto de grandes actualizaciones bianuales de estos años.

A partir de ahí el autor estudiaba todo tipo apartados, como por ejemplo lostiempos de instalación, inicio, reinicio y apagado, que han ido creciendo en la mayoría de los casos aunque algunas actualizaciones lograron aliviar esos tiempos. En cualquier caso, esos tiempos son hoy (salvo en el apagado) claramente superiores a los iniciales que teníamos en 2015.

Esos tiempos también han empeorado cuando queremos lanzar aplicaciones. Eso ocurre por ejemplo para ficheros binarios Win32 convencionales, que son los que permiten mantener la legendaria compatibilidad hacia atrás de Windows 10 y que ejecutemos aplicaciones y juegos realmente antiguos. También sucede lo mismo para los binarios UWP que estaban destinados a facilitar el desarrollo de aplicaciones y permitir que un mismo ejecutable pudiera funcionar en todo tipo de dispositivos.

Una de las aplicaciones más importantes de Windows 10 es el explorador de archivos, y aquí ha pasado algo curioso: su comportamiento mejoró mucho en las primeras actualizaciones bianuales, pero la versión 1809 de Windows 10 (o lo que es lo mismo, la actualización de octubre de 2018, Redstone 5, compilación 17763) hizo que su comportamiento empeorase de forma importante. La cosa se ha relajado desde entonces, pero el rendimiento sigue siendo peor que el original.

… pero también es cierto que es más versátil y mejor que nunca (aunque no sea perfecto)

En el análisis se mostraba cómo en otros casos la degradación del rendimiento era sensible en otros casos. Aún así, aunque casi todos los datos revelaban que en la mayoría de los casos Windows 10 se comporta peor hoy de lo que lo hacía en su lanzamiento,será difícil que los usuarios noten la diferencia en su día a día.

De hecho esas diferencias, aunque evidentes según esos datos, se ven compensadas con el hecho de que ciertamente cada nueva gran actualización de Windows 10ha llegado con mejoras importantesen todo tipo de apartados.

Hemos mencionado WSL, perohay otras áreas también relevantescomo el lanzamiento del nuevoMicrosoft Edge—que por cierto,vence y convence—, laintegración con nuestro teléfonoa través de “Tu Teléfono”, loscambios visuales—con la llegada por ejemplo de los modososcuroyclaro— pero también la llegada de herramientas fantásticas comoWindows Terminalo la resurrección de losPowerToys.

Teniendo en cuenta queWindows 10 es ahora mucho más completo que cuando se lanzó, que haya cierta degradación en esos tiempos, aunque no especialmente deseable, no parece tan grave con todas esas mejoras.Es evidente que Windows 10 no es perfecto, pero su evolución, creemos, es positiva en muchos apartados.

Ahora, por supuesto, queda por ver siWindows 11logra volver a reducir esos tiempos y mejorar al rendimiento mientras nos plantea mejoras que, esperemos logrensolucionar esos problemascon los que lograr que ese nuevo sistema operativosea el mejor de la historia de Microsoft.